Gran Arrecife Maya. Foto: CONANP.

El Sistema Arrecifal Mesoamericano regresa a situación de peligro


Por: Mariela Garza y Lucía Garza

El Parque Nacional Arrecife de Puerto Morelos, también conocido como el Gran Arrecife Maya, se ha clasificado con mala condición por primera vez desde el 2006, según el reporte del Índice de Salud Arrecifal (ISA). 

El 44 % de los 234 sitios evaluados está en una circunstancia pobre, y la cantidad de territorios en estado crítico se han duplicado desde el último informe, ahora con una cifra del 31 %. Solo uno de ellos se calificó como “muy bueno”, en Cozumel, y fueron un total de 12 áreas. Es decir, el 5 %, que se encontraron en una situación “buena” en todo el Sistema Arrecifal Mesoamericano (SAM). 

María Mirón Álvarez, coordinadora de Zoe Living Sea Sculpture, un proyecto interdisciplinario de restauración del SAM, comenta que este se ha visto muy afectado en los últimos años. “En cuestión de semanas o meses puede llegar a ser un desierto de corales, lo que se da como consecuencia de la sobrepesca y el turismo irresponsable, como el uso del bloqueador solar con químicos dañinos al océano y la basura, la cual al flotar en el agua, bloquea la luz necesaria para que el ecosistema sobreviva, pues sin ella las plantas se estresan y pierden la vida”. 

En el 2018 se descubrió por primera vez en el Caribe Mexicano la presencia del Síndrome Blanco, el cual provoca la muerte de los corales. Esto genera el efecto de manchas blancas que rápidamente avanzan por toda la colonia, lo que conlleva su pérdida. Lemuel Vega, voluntario de Zoe Living Sea Sculpture, cuenta que en ese mismo año él y sus compañeros empezaron a percatarse de los cambios en el arrecife. “Eran cientos o miles de corales muriéndose”. Estos lugares en poco tiempo se habían convertido en básicamente cementerios marinos; espacios en silencio, sin peces, sin vida. 

Esto significa que se perdió, y que sigue en peligro, una gran parte de la barrera que protege a las costas de huracanes, erosión, olas, tormentas e inundaciones. De la misma manera, aporta la gran mayoría del oxígeno que se respira en México y Centro América. El arrecife también libera una variedad de nutrientes que apoyan a la cadena alimenticia; el 25 % de la vida marina depende de los corales directamente. 

Mirón Álvarez agrega que, aunque el daño es grande y el principal cambio debe provenir del respeto a normas por parte de las empresas, el ciudadano promedio también puede hacer algo al respecto.

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