Ilustración por: Guillermo Cuadros Urbina.

Después de la pandemia, los libros retoman el vuelo


Los medios de difusión de lectura, lejos de acabarse con la reapertura de negocios, contribuyeron a la reestabilización de la industria editorial, creando una nueva forma de interacción entre lectores, autores y miembros de las editoriales.


Por: Pilar Gacioppo

La industria editorial fue una de las más afectadas económicamente por las medidas restrictivas que se implementaron en la pandemia generada por la covid-19 y la crisis económica derivada de la misma. 

En 2020 se registraron 99 millones de ejemplares vendidos, lo cual representó una reducción de aproximadamente 40 millones de libros con respecto a 2018. Los cierres de negocios considerados no esenciales, la cancelación de las ferias del libro y los obstáculos en las cadenas de suministros frenaron la producción y la venta.

Sin embargo, en 2022 se identificaron datos que muestran un panorama de recuperación. De acuerdo con una nota publicada por el diario español El País, el año pasado se vendieron 100 millones de libros, lo que generó ingresos de 9 mil 866 millones de pesos para la industria. El aumento en comparación con el 2021 fue de 4.35%. 

Antonio Ramos Revillas, escritor, editor y director de la Editorial Universitaria de la Universidad Autónoma de Nuevo León, identifica varios factores que influyeron en las mejoras de la industria: el regreso de las ferias, sobre todo aquellas donde se llevan a cabo compras de derechos, y el incremento de lectores. Al limitarse las opciones de ocio, los libros ganaron terreno. 

Por su parte, Alejandro Vázquez Ortiz, escritor y editor de la Editorial Analfabeta, señala la dependencia por parte de las editoriales pequeñas independientes con las ferias por las complicaciones en la circulación y distribución de libros en el mercado. Empero, vislumbra la oportunidad de capitalizar con los nuevos nichos de mercado que se han sumado durante la pandemia. 

“Todos quieren dejar lo más pronto posible estos dos años atrás. Nunca antes la Feria del Libro de Monterrey había tenido tanta gente. Casi todos los expositores tuvieron ventas muy superiores a las que habían tenido antes de la pandemia. Se han fortalecido las librerías de nuevo, se ha recuperado el ritmo de impresión y las escuelas han vuelto a comprar, incluso el gobierno federal ha vuelto a comprar libros”.

Vázquez Ortiz también explica que el interés por la lectura y las nuevas dinámicas en  los jóvenes en el contexto de la pandemia surgen por la creación de grupos de lectura en línea y un boom de la promoción literaria en redes sociales, especialmente Tik Tok.  

La pandemia frenó la distribución tradicional de los libros. Sin embargo, José Quintanilla, promotor cultural, destaca los nuevos medios digitales de compra y entrega. 

“Hay que considerar que la industria literaria maneja márgenes de recuperación de ingresos bastante bajos. Un libro genera ganancia a la editorial, pero esta debe asumir los costos. El cierre de las librerías debilitó por completo la cadena productiva. Por otra parte, facilitó la distribución del libro por medios digitales. La gente empezó a elegir opciones que le permitieran recibir los libros en sus casas”.

Y estos medios de difusión de lectura, lejos de acabarse con la reapertura de negocios, contribuyeron a la reestabilización de la industria editorial, creando una nueva forma de interacción entre lectores, autores y miembros de las editoriales.

¿QUÉ LES INTERESA A LOS LECTORES?

Estas nuevas audiencias y dinámicas de lectura han traído nuevas tendencias de consumo marcadas durante el último año. Algunas se presentan como una continuación y otras como una renovación. 

Una tendencia clara es la popularidad de los libros de investigación de índole político, especialmente cuando tratan de temas controversiales contemporáneos. Para Antonio Ramos, esto no es nuevo, sino que es un reflejo de la situación sociopolítica del país

“El libro de tema policíaco, el libro de tema político tiene una presencia importante porque, como nunca antes, el país se ha vuelto muy político. Somos un país que pelea, pero que no debate. Y en ese interés por la pelea, busca textos. 

Particularmente podemos hablar de los libros del mundo de la narcopolítica los de Anabel Hernández, los de Diego Osorno. Es un género que ha estado muy presente y los que sacan mayor tajada de esto son las editoriales grandes”.

Dentro de las tendencias de consumo también destaca el género de autoayuda, escrito por autores mexicanos como por autores internacionales. Los más famosos en las listas son: Hábitos atómicos, de James Clear y Cuatro acuerdos, de Miguel Ruiz. 

Sobre el éxito de estos temas, el autor de Los últimos hijos señala que puede ser una consecuencia de las características del contexto actual.

“Los libros de superación personal han tenido un boom muy fuerte porque estamos justo en un momento de crisis. Me refiero a que somos una sociedad que encontró su mayor momento de fragilidad durante la pandemia y estos libros están tratando de ayudar”.

Estas nuevas audiencias y dinámicas de lectura han traído nuevas tendencias de consumo marcadas durante el último año.

JÓVENES Y LITERATURA

La ficción en la literatura –que se identifica y socializa como– juvenil es otra que se ha destacado en los patrones de consumo. Quintanilla identifica que el formato, el cual trata de mantener lectores cautivos, generó más dinamismo en la experiencia de lectura para los jóvenes. 

Ramos Revillas agrega que las editoriales visualizan estas tendencias y ahora no sólo buscan descubrir autores, sino crear libros que respondan a estas demandas de la audiencia.  

“La literatura juvenil de traducciones, la que viene de otros mercados es la que se ha estado posicionando en nuestro país desde hace varios años y a la cual han tenido cabida, por supuesto, estas compras raras que han hecho editoriales de volver autores a gente que no lo es, a booktubers, youtubers, influencers”.

POESÍA Y CIENCIA FICCIÓN, ¿GÉNEROS MARGINADOS?

La identificación de las tendencias en el consumo de literatura también retrata los géneros que permanecen relegados de las listas de libros más vendidos. En un mercado en donde el realismo, la política y la autoayuda predominan, la ciencia ficción y la fantasía siguen siendo considerados como extranjeros.  

La escritora Gabriela Riveros asegura que existe una dualidad entre tradiciones pasadas que no abordan la fantasía y el interés en las nuevas generaciones por este género, el cual se puede considerar como un legado de la literatura anglosajona. 

“Los libros de fantasía y ciencia ficción se han ido quedando un poco atrás; sin embargo, cuando di clases de literatura creativa en el Tec de Monterrey, me di cuenta que una tercera parte de los alumnos escriben de fantasía y de ciencia ficción. Esto tiene que ver con que son herederos de una tradición anglosajona. Entonces, esta tendencia va a ir a la alza próximamente”.

Sobre la poesía, Vázquez Ortiz afirma que las ventas del catálogo de la editorial Analfabeta reflejan que durante la pandemia generó muchos lectores interesados. 

“Dentro de nuestro catálogo, lo que siempre era una cuestión residual en cuanto a números era la publicación de la poesía, que siempre se decía que era de los géneros menos leídos. Pues, en esta ocasión, los números subieron bastante, lo cual me sorprendió. Lo atribuyo a una cuestión de las redes sociales, la gente comparte con más facilidad porque el poema es breve”. 

Para la industria editorial estos años no van a quedar en el olvido, sobre todo porque las evidencias de que esto fue un parteaguas, ya están ahí. 

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