El nuevo Nuevo León: un modelo elitista


Por: Mariana Burgueño Martínez

Texto realizado en la clase de Métodos y Técnicas de Análisis Político.

Además del cabrito, la carne asada y los conciertos masivos como Palnorte, Nuevo León es distinguido por sus desigualdades perpetuadas. Un claro ejemplo es la diferencia que existe a solo unos metros de distancia entre el cerro de la campana y el municipio más rico de Latinoamérica, San Pedro Garza García. O bien, la crisis del agua que se presume como resuelta pero en realidad se puso un parche que funge como distractor para detener las investigaciones hacia el consumo abusivo de agua por parte de las empresas más importantes del área metropolitana. 

El elitismo se define como una actitud o tendencia partidaria de la existencia de élites. El gobernador Samuel García y su esposa Mariana Rodríguez forman parte de una élite por el nivel socioeconómico, la educación a la que tuvieron acceso y su estilo de vida. 

En un contexto con tanta desigualdad, no se identifica que las políticas públicas estén enfocadas en su erradicación. No se vislumbra como una prioridad para el gobernador, o no al menos como fomentar una admiración hacia su relación con la primera dama a través de acciones concretas compartidas en redes sociales: el regalo de un Tesla –valuado en 2´499.900 de pesos– el Día de San Valentín, la construcción de un cuarto lujoso para su hija, o incluso la asistencia a la pelea del Canelo en Guadalajara. 

De acuerdo con Silva Querales, entre los consensos de las últimas dos décadas del siglo XX, se encuentra la adscripción pública a la democracia como la mejor forma de gobierno para Occidente. Con ello, menciona que las corrientes del pensamiento democrático moderno

muestran el debate teórico-procedimental para liberar a las sociedades de la reaparición de regímenes autoritarios que restrinjan la libertad, dificulten la construcción colectiva del orden social y encapsulen la participación a meros esquemas de subordinación política. Un ejemplo de subordinación política es la limitante de la élite a tomar puestos de poder y reducir la capacidad de gobernar por representatividad. 

Es fundamental tomar en cuenta que la democracia representativa es la forma en la que el poder político procede del pueblo pero no es ejercido por él sino por sus representantes elegidos por medio del voto. De igual forma, Silva Querales señala que una de las vertientes de la democracia representativa se halla en las tesis del elitismo, que tiene entre sus precursores el pensamiento de Joseph Schumpeter, para quien existe relación entre el interés público y la élite. 

Ahora bien, detectar la relación de elitismo con este tipo de acciones por parte de Samuel García es fundamental. Factores promovidos como la riqueza y el materialismo hacen creer a la ciudadanía que pueden ser acreedores accesibles a este tipo de detalles, al «trabajar mucho», «echarle ganas», que son discursos que promueven la esclavitud moderna y perpetúan la desigualdad, haciendo que la mano de obra sea más económica, con el objetivo –siempre– de alcanzar las metas económicas. 

Para concluir, es necesario cuestionar la superficialidad de este tipo de actos, más cuando provienen de figuras públicas y políticas. Exhibir este tipo de lujos hace que el consumismo y contaminación sean promovidos. 

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