Sin fecha de regreso: el caso de dos astronautas varados en el espacio por fallas técnicas
Por: María Belén Cane
El regreso a casa de dos astronautas estadounidenses podría prolongarse hasta finales de julio o incluso por más tiempo, debido a fallos en varios de los propulsores e inesperadas fugas de helio en la nave Starliner que los llevó a la Estación Espacial Internacional (ISS), en donde permancen a la espera de que la NASA pueda regresarlos a la Tierra.
El viaje, el primero tripulado que hace la nave Starliner, comenzó el 5 de junio, llegó a la Estación Espacial el día 6 y estaba previsto que regresara a la Tierra una semana después, el 14 de junio.
La nave espacial iba comandada por el capitán Butch Wilmore y la piloto Sunita Williams, quienes siguen esperando los resultados de diversas pruebas de los sistemas de propulsión de la aeronave que necesitan para tocar tierra.
Starliner es una aeronave reutilizable, fabricada por la empresa Boeing, capaz de acoplarse a la Estación Espacial Internacional. Esta es una de las muchas colaboraciones de la NASA con el sector privado, siendo Boeing uno de los principales socios que proveen a la agencia espacial estadounidense de un servicio completo: se encargan de tareas que van desde fabricar el ensamblaje de la aeronave para el despegue hasta el entrenamiento de los astronautas.
Un día antes del despegue de Starliner se produjo un retraso a raíz de problemas con el paracaídas de repuesto y de una cinta potencialmente inflamable que ponía en riesgo la integridad de los cables en la aeronave. Ambos asuntos fueron atendidos prontamente para el despegue realizado el siguiente día.
Sin embargo, los mayores problemas de esta misión ocurrieron ya en órbita, cuando se produjo un desgaste y excesivo calentamiento de cinco de los propulsores, que emitían pulsos con mayor frecuencia de la esperada. Al mismo tiempo, se detectaron también fugas de helio en este mismo sistema, elemento que se utiliza para presurizar los propulsores.
Debido a que estos propulsores son irrecuperables después del acoplamiento de la aeronave, el equipo de Starliner se encuentra realizando pruebas en Nuevo México, intentando simular las condiciones del despegue para determinar si los demás propulsores tienen la misma susceptibilidad a una fuga.
La urgencia de estas evaluaciones recae en que son estos mismos sistemas de propulsión los que eventualmente les permitirán ralentizar la velocidad de orbitación después de desacoplarse. Así, una vez fuera de órbita, el módulo caerá a la Tierra amortiguado por un calculado sistema de paracaídas y bolsas de aire.
El director del programa de vuelos comerciales tripulados de la NASA, Steve Stich, descartó mayores complicaciones con la misión. Este imprevisto de Starliner “no es inusual para una nave nueva”, dijo la semana pasada en conferencia de prensa.
El retraso, explicó, se debe a que quieren asegurarse de obtener todos los datos necesarios para entender lo que ocurrió con los propulsores antes del regreso de la aeronave.
Sin embargo, Stich dijo que el objetivo es hacer que regresen a la Tierra a finales de este mes, antes de que la misión SpaceX Crew-9 llegue a la Estación Espacial Internacional con más astronautas en agosto próximo.
Por lo pronto, los dos astronautas comparten su estancia en la Estación Espacial con otros tripulantes y viven de los alimentos y suministros que hay en este módulo.
Según dijo el capitán Butch Wilmore en una reciente transmisión, en la exploración espacial “fallar no es una opción” y la extrema cautela y precisión son el mínimo indispensable para salvaguardar la integridad de la tripulación.
Hasta nuevo aviso, Wilmore y Williams deberán permanecer en la Estación Espacial Internacional, el gran laboratorio orbitante donde se realizan más de 300 experimentos al mes con la ayuda de las principales agencias espaciales del mundo. Ambos disfrutan de su trabajo en la estación y de flotar en el espacio, por lo que, según Sunita, “no nos quejamos de estar aquí por unas semanas extra”.
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