Tecnología: ¿aliada o enemiga de los niños?


Isabella Chavez
Por: Isabella Chávez

Desde que tengo nueve años he enseñado taekwondo. Haciendo cuentas, llevo casi 11 años conviviendo día a día con niños y apoyando en el aprendizaje marcial de muchas generaciones de taekwondoínes. He aprendido tantas cosas con y de ellos.

La semana pasada durante una clase, la de los más pequeños, noté a estos más inquietos que de costumbre. Siempre les digo que en un día de estos me van a sacar canas y que no tengo edad para tenerlas. Mi chiste más contado. Pero, en medio de ese estrés que sus inquietudes suelen generar, me di cuenta de algo que me preocupó: las generaciones están cambiando. 

Al observar a estos niños, me di cuenta de que no son como aquellos a los que empecé a enseñar. Son muy diferentes; lo veo en su comportamiento. Uno puede pensar que es común que las generaciones cambien, todos lo hacen. Pero no, esto es algo distinto. La generación que viene, la llamada generación Alpha, se está desarrollando en un contexto tecnológico que muta las dinámicas e interacciones sociales. 

Healthy Children (2022), en un artículo en su sitio web, enlista los daños que el acceso a la tecnología a temprana edad puede causar. “Cuando los bebés o niños en edad preescolar ven demasiada televisión, pueden mostrar retrasos en la atención, el pensamiento, el lenguaje y las habilidades sociales.” La psicóloga Marian Piñánez, en el blog web de Red por los Derechos Humanos de Niños, Niñas y Adolescentes (2023), declara que “esto  [la tecnología] induce a la ansiedad y esa ansiedad genera que puedan caer en la obesidad, además produce irritabilidad y poca capacidad de frustración”.

El hecho de que ellos tengan acceso a las pantallas por larga duración o de manera ilimitada está causando un déficit de capacidades en los niños. Está bajando la capacidad de retención, de atención, de autocontrol. UNICEF declaró que “el uso excesivo de la tecnología digital puede contribuir a la depresión y a la ansiedad infantil”.

La tecnología no es mala. Como cualquier otra cosa, es buena mientras no se llegue al exceso. La Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social llevó a cabo un estudio entre enero de 2020 y abril de 2021, en el cual realizaron encuestas a los padres de familia para conocer el uso de la tecnología en sus hogares. Las preguntas giraban en torno a cuestiones como: para qué usaban la tecnología, cuándo la usaban, en dónde tenían acceso a los aparatos (sala, cocina, habitación). El estudio reveló que el exceso del uso de dispositivos electrónicos es un factor de riesgo para el retraso del lenguaje de los niños, puesto que de los 269 participantes, el 16.4% de ellos presentaron rezago neurológico. 

Mis alumnos son de las cosas que más quiero y hago todo por ellos. Por eso escribo esto. La generación Alpha se enfrenta a grandes desafíos que no pueden ser ignorados. El uso excesivo de tecnología está generando efectos negativos en su desarrollo y está afectando en el desarrollo de habilidades esenciales como la atención, empatía y tolerancia a la frustración. 

Es fundamental que todos los formadores (padres, maestros, orientadores) tomen medidas en torno a los daños que la tecnología está realizando en sus pequeños y tomen acción. Prioricemos la formación de niños fuertes y resilientes, antes que utilizar la tecnología para mantenerlos ocupados un momento del día o para descansar. 

Estos pequeños son el futuro del mundo, y debemos asegurarnos de que desarrollen su máximo potencial en lugar de frenarlo.

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