¿Realmente lo necesito? Un par de consejos financieros
El comienzo de la vida laboral representa un momento de gran relevancia en la vida de todo joven. Lo es en tanto que implica varias cosas: intriga por adquirir experiencia, deseo de aplicar los conocimientos adquiridos previamente y, sobre todo, la llegada de una nueva responsabilidad: la administración de sus finanzas personales. Para muchos, se trata de la primera gestión de ingresos propios y, por lo tanto, de un desafío y un conjunto de lecciones importantes que podrían significar un impacto duradero en el bienestar financiero.
Uno de los errores más comunes en esta etapa es la falta de planificación. Sucede con frecuencia que, tras recibir el primer salario, los jóvenes se sienten tentados a gastar cada centavo de inmediato. A menudo, ese dinero lo destinan a antojos y deseos efímeros: compran ropa costosa, comen en restaurantes –aun con la oportunidad de hacerlo en casa–, y hasta pasan por un sobrevalorado café cada mañana. ¿Con qué frecuencia pensamos en la cantidad de dinero que ahorraríamos tan solo frenando caprichos como esos?
Antes de seguir, quiero aclarar que, desde luego, es importante disfrutar de las recompensas que son fruto de nuestro trabajo. Sin embargo, la falta de estrategia de ahorro e inversión puede generar problemas a largo plazo. Es una realidad que muchos jóvenes se encuentran atrapados en un ciclo de deudas innecesarias.
De acuerdo con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), es crucial fomentar una mayor cultura financiera entre los jóvenes, que les permita tomar decisiones informadas y responsables a futuro, tratando de evitar el endeudamiento excesivo.
Es fundamental ver objetivos a largo plazo, ya sea independizarse, formar una familia, adquirir un auto nuevo o lo que entre en los planes de uno. Según los datos obtenidos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gasto de los Hogares (ENIGH) de 2014, los jóvenes suelen destinar la mayor parte de sus ingresos a gastos en alimentos, transporte y educación. Sin embargo, 54% de los jóvenes afectan su capacidad de ahorro por realizar compras que sobrepasan su presupuesto.
Las claves para una administración adecuada de los recursos financieros en esta etapa de la vida son conciencia y planificación. Es aconsejable la creación de un presupuesto que ayude a poner las finanzas en orden, garantizando que los gastos esenciales estén cubiertos antes de destinar el dinero en compras irrelevantes. Y es aconsejable empezar a hacerlo tan pronto se recibe el primer salario. De la misma manera, se debe de establecer una meta: ¿a dónde quiero llegar con mis ahorros? Fijar un objetivo desde el principio –aunque sea pequeño– permite formar un hábito que será de ayuda en futuras inversiones y al enfrentar imprevistos.
Buena parte del endeudamiento que enfrentamos los jóvenes sucede por desinformación respecto al funcionamiento de los servicios financieros y las instituciones bancarias. La primera etapa laboral es perfecta para sentar las bases de hábitos financieros, que podrían permanecer durante nuestra vida. Nadie nace sabiendo cómo manejar el dinero, pero es preciso aprender a hacerlo; así evitamos arrepentimientos en el futuro.
Al momento de llevar a cabo nuestras compras, debemos pensar preguntarnos si realmente necesitamos ese producto, y luego evaluar los efectos a largo plazo de cada uno de nuestros gastos. Esta sencilla reflexión, además de evitar compras compulsivas, fomenta una mejor gestión financiera.
Por último, cabe destacar que la administración de recursos no se limita a las finanzas, sino que incluye la gestión del tiempo y de la energía, el equilibrio entre trabajo y descanso, y el desarrollo personal de la mano con las responsabilidades. La integración de todos esos recursos es lo que lleva al crecimiento continuo.
Con el objetivo de motivar la participación ciudadana y para garantizar un tratamiento informativo adecuado frente a los contenidos presentados, los invitamos a escribir a [email protected] en caso de dudas, aclaraciones, rectificaciones o comentarios.
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