Uno de los desafíos más grandes a los que se enfrenta la izquierda democrática actualmente es abrirse a la innovación de tradiciones, empezando con la inclusión de mujeres a grupos de izquierda y la reconciliación con las empresas; así manifestó Carlos Ominami, presidente ejecutivo de Fundación Chile 21, durante su ponencia Las Alternativas ante el agotamiento del neoliberalismo y el estancamiento permanente.
La conferencia se llevó a cabo en el Teatro de la Universidad de Monterrey (UDEM) el 26 de enero como parte del Segundo Encuentro Internacional de la Izquierda Democrática; donde el político chileno se lamentó por no contar con la presencia de Álvaro García Linera, actual vicepresidente de Bolivia, con quién compartiría el espacio y no pudo asistir al evento por cuestiones laborales
Se habló sobre los logros realizados por la demanda de la izquierda en países como Bolivia, Ecuador, Venezuela, Argentina y Chile, en los cuales se había presentado anteriormente un estancamiento de pobreza y desigualdad provocada por la ineficiencia del neoliberalismo.
El exparlamentario criticó que “las izquierdas han ganado elecciones con grandes promesas pero en muchos casos han terminado gobernando con puras explicaciones”, con lo que recalcó la importancia de tener un balance entre el buen corazón y una política sólida.
Ante la cuestión sobre el cambio de modelo que han de seguir los grupos de izquierda democrática, el ponente retomó La Cuarta socialdemocracia de Agustín Basave para concluir, “¿Tiene sentido pensar que el futuro de América Latina pueda ser el pasado de Europa? Yo les digo, francamente que no”.
Ominami invitó a construir nuevas alternativas para cumplir con las demandas de un mundo contemporáneo sin neoliberalismo, como lo es apostar por el desarrollo verde y estructuras políticas horizontales que no se basen solamente en el presidente.
Frente a la interrogante sobre la competencia y el consumo desmedido, el político chileno planteó un cambio de un modelo; superando la tradición marxista productivista para así salir del estancamiento que condiciona la transformación de una nueva era, manifestando que “no hay democracia sin mercado”.
Se hizo una advertencia a no confundir economía del mercado con sociedad del mercado, ya que existen bienes con los que no se debe negociar como la salud.