Ahorra agua, cuida el consumo de energía, minimiza el uso del automóvil, separa la basura, recicla y reúsa… ¿Cuántas veces hemos escuchado esto y cuántas veces hemos seguido los consejos, realmente?
Excusas hay muchas, sobre todo basadas en la ignorancia, la indiferencia y la incredulidad. ¿Pero realmente son válidas? ¿En esta época en que la información abunda, la evidencia se encuentra a un click, y las facilidades en cualquier institución?
¿Hasta cuándo vamos a trabajar por solucionar los problemas? No podemos esperar que los demás hagan nuestro trabajo toda la vida. Hay que volver a los clichés de “con pequeñas acciones se logra la diferencia”, “hay que imponer el ejemplo” y “no es por nosotros, sino por las futuras generaciones”, porque verdaderamente las pequeñas acciones convierten a uno en ejemplo a seguir para mantener o incrementar la calidad de vida de las futuras generaciones.
Incluso si el calentamiento global fuera un invento y los problemas ambientales parte de una conspiración, como algunos afirman, eso no justifica la destrucción masiva del planeta. ¿Destruirías la casa donde vives solamente porque tienes fuego? Pues lo estás haciendo. Tú, yo y otras 6 billones de personas.