¿Empoderamiento o manipulación? La vida secreta de las tradwives de Tik Tok
“Mi hermana está de visita y ha estado con antojo de goma de mascar pero ya no tenía, así que decidí hacerle una from scratch” Nara Smith (@naraazizasmith en TikTok). En los últimos años, las plataformas digitales de entretenimiento como TikTok, han sido testigos de nuevas tendencias y fenómenos; uno de ellos son las tradwives. Desde inicios del año 2015, este papel que juega la mujer en el hogar, mostrando sus labores domésticas cotidianas ha ido tomando protagonismo en redes sociales.
Las tradwives o esposas tradicionales, son las mujeres que, a través de sus redes sociales, comparten contenido sobre su vida diaria dedicada a sus labores domésticas. Al mismo tiempo, promueven la educación religiosa y valores tradicionales, presentando este estilo de vida de manera idealizada. Su contenido tiende a romantizar las responsabilidades domésticas, creando en sus seguidores una ilusión de perfección que, en muchos casos, dista de la realidad cotidiana.
Esta tendencia, ha traído consigo mucha controversia en redes sociales. Hay quienes lo aplauden y lo reconocen como empoderamiento debido a que estas mujeres están “decidiendo” dedicar su vida a las labores de la casa, siguiendo valores más tradicionales y convencionales en sus familias. Sin embargo, hay mujeres, especialmente las mismas amas de casa, quienes critican esta representación de la realidad, puesto que es eso: una representación de lo que implica ser la responsable del hogar, mas no un reflejo verdadero de ésta.
Si bien cada mujer tiene el derecho de elegir cómo quiere vivir su vida, ya sea enfocándose en el hogar u optar por una carrera profesional, lo preocupante del fenómeno no es el estilo de vida en sí, sino la imagen idealizada y fantasiosa que están vendiendo las influencers a sus seguidores, además de un apoyo directo o indirecto a los roles de género tradicionales que tanto se ha luchado por erradicar. “Las mujeres que participan en el #trad, articulan un deseo de regresar a los roles de género “tradicionales”, donde los hombres son los “fuertes” líderes, y ellas las sumisas” (Mattheis 2021).
Un ejemplo claro de estas creadoras de contenido son Nara Smith, RoRo y Ballerina Farm, mujeres que en sus redes sociales muestran las actividades de su cotidianidad haciéndolo cero cotidiano. “Ayer conseguí la última piña del mercadona y como es la fruta favorita de Pablo he decidido hacerle de desayunar unas galletitas”, dice Rocío Bueno (@roro.bueno en TikTok) en sus redes sociales, mientras sonríe tiernamente a la cámara, con un tono alegre y sin ninguna queja de realizar este desayuno a su novio.
Es esencial recalcar que las mujeres que se dedican a los trabajos del hogar, deben ser siempre respetadas. Asimismo, cualquier persona con acceso a Internet tiene derecho a compartir lo que desee. Sin embargo, la crítica es dirigida a los usuarios que consumen este contenido para comparar sus vidas, creyendo que esta imagen idealizada es la realidad o, peor aún, que es el modelo a seguir de lo que una mujer «debe» representar.
La frustración que puede generar esta imagen falsa es comprensible. Muchas mujeres que consumen este contenido pueden sentir que es necesario cumplir con ciertas prácticas que las redes sociales venden y pueden enojarse o sentirse presionadas por intentar no cumplir con estos estándares imposibles. Sin embargo, es importante desmentir esta imagen: lo que se muestra no es real.
Por un lado, estas influencers cuentan con privilegios que la mayoría no tiene y, si son capaces de hacer este contenido, ello se debe a que cuentan con un gran apoyo económico y muy probablemente también tengan a su disposición un equipo de personas quienes les ayudan a que estas producciones sean posible. La realidad de las mujeres normales es muy distinta. La mayoría no tiene los recursos financieros ni el apoyo que les permita llevar una vida tan perfecta como la que estas mujeres demuestran en sus videos. Por otro lado, el trabajo de ser creador de contenido es eso, un trabajo. Estas mujeres solo muestran en sus plataformas el producto final del trabajo y no todo el detrás de escena de lo que las lleva a hacerlo. Por lo que contribuye a la frustración de que representan ideas tradicionales de los roles de género cuando en realidad estas mujeres sí están trabajando y sí están ingresando económicamente y sí cumplen con un horario y calendario y no solo se dedican a las labores del hogar. Este contenido ignora el contexto social y económico y, por ello, muchas de estas influencers viven en una burbuja de privilegios. No tienes que hacer todo lo que ellas para ser una buena esposa o tener una familia feliz. Es esencial comprender que el valor de una mujer, o de cualquier persona, no debe medirse por la capacidad de cumplir con estándares irreales de perfección en el hogar. No necesitas ser una tradwife de TikTok para ser valiosa, para ser amada o para tener una vida plena y feliz.
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