La palabra migraciónha acaparado los encabezados de las noticias desde hace tiempo, retratan este fenómeno como si se tratara de algo nuevo, algo que apareció violenta y repentinamente en el escenario local, nacional e internacional. Pareciera que quienes lo escriben no conocieran su propia historia, ya que, desde el alba de la humanidad, todos en algún punto hemos sido migrantes. La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) define a la migración como el movimiento de una persona o grupo de personas, ya sea a través de una frontera internacional o dentro de un mismo país. Éste incluye cualquier tipo de movimiento de personas, sin importar su tamaño, composición o causas.
¿Pero qué hace tan especial a este fenómeno, que ahora está en boca de todos los mexicanos? Como internacionalista en proceso, uno de mis principales retos ha sido el ir más allá de los titulares, analizar y matizar diferentes perspectivas y argumentos, encontrar un fundamento teórico y científico de lo que acontece en el mundo y formar una opinión informada. En este proceso el reporte de Dignidad en el Camino A.C y FM4 Paso Libre “Atrapados en la movilidad” ofrece una mirada crítica al acontecer de la migración en México.
Entre los hallazgos que sorprenderán al lector podemos encontrar que, si se compara los años 2010, 2015 y 2017 según el número de viajes y el país de origen de los migrantes, se puede identificar que quienes más migran son los de origen hondureño, seguidos de Guatemala y El Salvador por orden de importancia. Sin embargo, hay ciertas peculiaridades, ya que en 2010 quienes acumularon mayores experiencias de viaje fueron los mexicanos. El reporte también responde a una pregunta que de seguro muchos tenemos: ¿los migrantes que entran a México se quedan aquí? La respuesta es muy interesante.
En 2014 los migrantes centroamericanos con más de cuatro viajes buscaban en su mayoría llegar a los Estados Unidos, seguidos por el grupo que consideraba México como su destino y finalmente por los que volvían a alguno de los países al norte de Centroamérica. En 2017 se mantiene esta tendencia, pero se observa un aumento importante en los migrantes que referían tener intención de hacer México un lugar para residir además de Estados Unidos.
Lo más importante que hay que resaltar es que hay muchas y muy variadas experiencias migratorias. Éstas pueden combinar situaciones de retorno voluntario o forzado, deportaciones (las cuales, de acuerdo con el reporte, y en contra del imaginario general, favorecen de manera reiterada la migración) u otras condiciones fuera de la planeación de las personas migrantes, lo que las lleva tanto a la inmovilidad migratoria como a la movilidad permanente. La movilidad se vuelve constante, el destino incierto, los migrantes se estancan en el espacio, acumulan viajes sin lograr la meta, el sueño americano y quedan “atrapados en la movilidad”. Estos y más hallazgos se pueden encontrar en el reporte, que es lectura obligatoria para quien busca tener una opinión informada sobre la migración en México.