La orquesta y coro del grupo Esperanza Azteca y de la Arquidiócesis de Monterrey presentaron El Hombre armado: una misa por la paz, una pieza musical de Karl Jenkins que narra sucesos bélicos y violentos a través de instrumentos de aire y metal, que fue en esta ocasión dirigida por Óscar Serna y presentada en el Teatro de la Universidad de Monterrey (UDEM).
Inspirada en una melodía del renacimiento titulada El hombre armado, Karl Jenkins, quien fue comisionado para celebrar la llegada de un nuevo milenio, adopta música de distintas religiones y cantos militares, todo con el fin de dar llegada al nuevo milenio.
La presentación consistió en una pieza fragmentaria que cuentó con los cantos de niños y jóvenes, que toma relatos de sucesos históricos para mostrar la corrupción que ha sucumbido el ser humano con la guerra.
“Primero debemos saber que en el año 2000 se le concedió la creación de está pieza a Karl Jenkins para celebrar el cambio de milenio y también fue dedicada para recordara las víctimas de la crisis de Kosovo en el 98”, explicó Arnoldo Nerio, director de Difusión Cultural UDEM en una entrevista.
Empleando herramientas visuales, se proyectaron imágenes de conflictos armados, crisis humanitarias como la hambruna, la pobreza y la migración forzada, y múltiples explosiones de bombas nucleares junto a gritos de horror de quienes interpretan la pieza.
“La pieza es antibélica, y a través de proyecciones de sucesos violentos del siglo XX y del siglo XXI busca relacionar los sucesos de la vida contemporánea con la música que suena al instante”, señaló Nerio.
Después de mostrar la tragedia a través de la visualidad y los recursos sonoros, finaliza con la melodía clásica Better Is Peace(Es mejor la paz) la cual enfatiza que, a pesar de todo el conflicto armado, la paz es el mejor camino para la preservación de los valores y la humanidad en sí.
Con más de 200 músicos en escena, Esperanza Azteca surgió en el 2009 para beneficiar a niños y jóvenes de cinco a 17 años y que a través de la música fortalezcan el tejido social y dediquen sus tardes a la creación sonora de melodías.