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Selección femenina de fútbol de España. Foto: Getty images.

¿’Un piquito’ o una agresión sexual? Análisis del beso de Luis Rubiales a Jenni Hermoso


Por: Katia Berlanga

El 20 de agosto, la selección española ganó el Mundial de Fútbol femenil. Sin embargo, el logro se vio opacado por el beso que Luis Rubiales, presidente de la Federación Española de Fútbol, dio a la jugadora Jennifer Hermoso. 

A raíz de esto, se generó una controversia sobre el hecho. Por una parte, personas dentro del mundo deportivo, feministas y jugadoras manifestaron su desaprobación por el abuso de poder y el comportamiento inapropiado. Por otro lado, Rubiales se intentó justificar de distintas maneras y junto con él, hubo quienes minimizaron el hecho y atacaron a Jenni Hermoso.

Para abordar la situación, se entrevistó a dos expertas en los temas de consentimiento, agresiones sexuales y feminismo: Karla Alfaro, licenciada en Estudios Humanísticos y Sociales por la UDEM, quien realizó su tesis sobre educación sexual integral para adolescentes y es integrante de colectivos feministas y cofundadora del Frente Feminista UDEM; y Ana González, psicóloga y psicoterapeuta con perspectiva de género y coordinadora regional del Centro de Reconocimiento de la Dignidad Humana del Tecnológico de Monterrey.

¿Cuál es su lectura del hecho?

K: Estamos acostumbrados a entender o justificar este tipo de situaciones. Lo más importante, además del tema de género, es el contexto en el que se llevó a cabo. Esto en el sentido de los roles de poder y el hecho de que había bastantes cámaras. Después de las declaraciones que dio él, se está dando la narrativa de que pidió consentimiento, pero independientemente de eso, aunque ella hubiera movido la cabeza o dicho que no, igual se hubieran ido sobre ella. Es él totalmente quien tiene la responsabilidad y fue quien actuó mal.

A: Una de las cosas que quedan más claras de la demostración del patriarcado es el control de los cuerpos masculinos sobre cuerpos femeninos o feminizados. Cuando la selección española femenina ganó, lo que se trató en lugar de reconocer a Jenni Hermoso como deportista, fue el dominar su cuerpo. Eso se entiende del beso: que no puede haber alguien mejor que el presidente Rubiales y por ende él accedió al cuerpo de la mejor jugadora para recordarle a su cuerpo que hay un control. En este caso, se vio a la mujer únicamente como un cuerpo consumible. Esto habla de la percepción que se sigue teniendo sobre las mujeres, no importa qué logros podamos tener, la discusión es en torno a nuestro cuerpo y comportamiento.

¿Cuál fue el rol de los medios de comunicación? 

K: Falta mucha conciencia, porque pasó mucho tiempo sin que hubiera realmente consecuencias. Está la falta de reconocimiento de lo serio de tal incumplimiento a los roles de poder y eso alimentó mucho la mirada patriarcal que tenemos de este tipo de sucesos. En la vida diaria, lo justificamos y esa es la perspectiva que utilizaron los medios por la falta de lectura del entorno en que se dio. También, los medios deportivos están, a partir de este suceso, empezando a exigir o buscar una perspectiva de género.

A: Esta situación se captó en el momento por muchísimas cámaras y fue transmitido múltiples veces, ignorando la revictimización. Y claro, las narrativas son diferentes. Hay personas que quieren normalizar este tipo de situaciones y decir que no pasa nada, y hay personas que levantan la voz y dicen esto no está bien. Lo importante es el seguimiento dado y mostrar que ante agresiones ya no hay manera de esconderse. Lo que permitieron los medios de comunicación fue ver, por ejemplo, la forma organizada que tuvieron las jugadoras al manifestar su enojo y decir “ya no vamos a dejar que esto siga”. Tiene un peso muy grande la mediatización del hecho: este hombre es obligado a renunciar. Hay que reconocer que antes, sin el peso de los medios, esto hubiera pasado desapercibido y todo se hubiera quedado ahí. 

¿Por qué considera que se cuestiona el testimonio de Jennifer Hermoso?

K: Por el factor cultural, de género y por la posición de poder. En cuanto al género, si la están cuestionando tanto es porque tenían una expectativa de que ella no debía ofenderse. La mayor parte de la perspectiva del mundo deportivo es escrita y consumida por hombres. El fútbol femenil está teniendo un auge y está llamando más la atención, y por eso hizo tanto ruido cuando esto pasó, cuando no es la primera ocasión que algo así ha sucedido. Desde niñas nos enseñan que el cariño se expresa físicamente. Esta nueva generación está enseñándole a las infancias que si no quieren un abrazo pueden decir que “no”. Pero para los que venimos de generaciones atrás, es una ofensa decir que no a un abrazo. 

Todo esto hizo que se le cuestionara, que se le minimice y que se enojen con ella.

A: Siempre se cuestiona a las víctimas y la pregunta es ¿qué ganaría ella al mentir o al desmentir a este hombre? Esto no le va a dar más fama, ya es campeona del mundo. Estamos en un momento histórico donde el feminismo ya no quiere más víctimas, ya no queremos seguir hablando de mujeres violentadas, de mujeres abusadas. Es cansado porque es una realidad. Lo que queremos es enfocarnos en los proyectos que vamos construyendo, en los logros y avances que vamos teniendo. Entonces, discursivamente tampoco entra en una agenda política porque este momento es la repetición de la historia de un hombre que pensó que podía seguir teniendo poder. Si Rubiales se atrevió a darle el beso es porque pensaba que iba a salir impune, inclusive su respuesta posterior de “no voy a renunciar” y de no admitir su error es la demostración de este poder. Las relaciones sociales, como el hecho de que perdió su trabajo y su reputación, tienen que tomar estos cursos para ir tumbando estas nociones de poder. 

En el discurso que Rubiales dio ante la Asamblea General de la Real Federación Española de Fútbol, mencionó el término “falso feminismo” para decir que se le está buscando asesinar públicamente y poder colgarse una medalla feminista. ¿Cuáles cree que sean las implicaciones de este tipo de discurso?

K: Me asusta que básicamente está diciendo “se enojan por esto cuando hay cosas peores”. Todavía hay mucho que hacer en temas de género en los ambientes deportivos: no hay protocolos y no hay perspectiva de género. Entonces que él diga este discurso es muy de “machito” y muy ignorante porque realmente no entendió el contexto y no buscó comprender y reconocer el contexto en que se dio la situación (los roles de poder, las cámaras). Si se está buscando castigar las acciones de este tipo, que se sea congruente y que no sea nada más este caso porque se hizo viral.

A: Para él es muy fácil decir que es un “falso feminismo” porque eso lo sigue poniendo en un lado donde no se tiene que hacer responsable de sus actos. Es más fácil decir que lo están linchando y que lo quieren correr para tener la cabeza de un triunfo feminista que simplemente reconocer que hizo algo malo y que no estuvo bien. Al final del día el feminismo, y a lo mejor suena muy loco, pero la idea es que desaparezca. Yo sí quisiera decir en algún momento no necesitamos reivindicarnos feministas porque tenemos una cultura de equidad donde no existe la violencia. Ahorita creo que hay discursos feministas que se han normalizado y que la normalización los hace presentes y palpables como el hecho de que una persona no puede besar públicamente a alguien sin su consentimiento, habiendo una jerarquía de poder y además en un lugar inapropiado. El hecho de que ahora, públicamente se condene al presidente de la federación de fútbol por un beso no consensuado, habla de los logros del feminismo al contrario de lo que él dice que es un “falso feminismo”. 

¿Cómo se puede actuar ante una agresión sexual cometida por alguien que se encuentra en una posición de poder? 

K: Realmente en el momento en que te pasa no creo que haya una serie de pasos de cómo reaccionar. No hay escenario perfecto y en lo laboral es muy complicado. Se debe denunciar, decir que no, pero realmente nadie te prepara para estas situaciones. Como persona en general, pero en específico como mujer, nos tenemos que preparar ante un mundo violento y el principal factor es tener una red de apoyo. No existe algo que una mujer tenga que hacer antes, porque es injusto para quienes les ha pasado creer que debieron hacer algo. También, para reconocer que las violencias pasan de tal manera en el ambiente laboral, en los roles de poder, se necesita cierto tipo de conocimiento. Te tuvieron que haber educado en que tu jefe no te puede pedir eso, porque muchas mujeres no lo saben. Respondiendo directo, se necesita comunicarlo, cuestionarlo, y en cualquier entorno laboral tener la idea de si algo pasa, con quién voy.

A: Lo que es importante es el acompañamiento a las víctimas de violencia para su reestructuración, el retomar su vida, el pasar del dolor, la recuperación. Se necesitan dar herramientas para que las víctimas no sigan siendo víctimas. ¿Qué hacer con un hombre poderoso que te violenta? Confiar en que tu voz es importante y en que mencionar lo que pasó es importante. Los mecanismos de denuncia no son los más adecuados, pero sí se puede hacerlo. Si no, buscar otras formas de acompañamiento. No enfocarnos en los gestores de violencia (que sí son importantes), sino en la deuda muy grande con las víctimas. Este es un lugar para empezar: el acompañamiento para ellas.

¿Qué debe ocurrir o cambiar para que se normalice la implementación del consentimiento en las relaciones interpersonales?

K: Es un reto muy grande. En el momento en que buscas cambiar algo es difícil, porque atentas contra la identidad cultural. Principalmente es reconocer el peso cultural que tiene el que veamos el afecto físico como una muestra de amor en este tipo de relaciones.

A: Los espacios educativos son muy importantes, tanto los formales como los informales. Se necesita hablar de consentimiento, sacarlo del clóset y hablarlo en todas partes. No tenemos que esperar a que pase algo para hablarlo. Tenemos que empezar a hablar del consentimiento desde pequeños en todos los espacios. Nunca es demasiado temprano para empezar la educación sexual integral y esto tiene que ver con la educación de las emociones, con la educación cognitiva, con las creencias, con las maneras en que percibimos los vínculos: eso también es educación sexual. Y si yo aprendo a reconocer los límites, a respetarlos, a comunicarme y a negociar esa comunicación, el consentimiento se va a dar por sí. 

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