La cara silenciada de las nuevas tecnologías


Lucia de Lemos
Por: Lucía de Lemos

En la era de las nuevas tecnologías y con la llegada de la Inteligencia Artificial, muchos pronostican un futuro prometedor y aseguran que ha llegado el momento de vivir como lo predecían las películas antiguas. Sin embargo, al rascar un poco más a fondo, vemos que la IA se ha  convertido en una amenaza para ciertos sectores de la población, como las mujeres con discapacidad.

Irónicamente, lo que debería ser una herramienta para el progreso, está trayendo de vuelta las mismas barreras que, durante tantos años, estos grupos han luchado por derribar. ¿Cómo es posible que un sistema que nos venden como imparcial esté reforzando discriminaciones que ya estábamos dejando atrás? En pleno siglo XXI, donde se supone que las tecnologías ya son lo suficientemente avanzadas para facilitarnos la vida, nos encontramos con situaciones completamente contrarias en donde los estados –con la excusa de prevenir fraude o agilizar los procesos– acuden a ciertos algoritmos para tomar decisiones. Esto, sin tener en cuenta que dichas fórmulas no son ni objetivas ni justas, y reproducen los estereotipos y las discriminaciones del mundo no digital.

Si no se atienden estas situaciones, lo más probable es que la IA potencie el sesgo capacitista que prevalece en la sociedad y profundice las causas estructurales que excluyen a las personas con discapacidad en general y a las mujeres en particular.

El Relator Especial sobre los derechos de las personas con discapacidad de las Naciones Unidas reconoció que la Inteligencia Artificial puede beneficiar a las personas con discapacidad en diversos ámbitos indispensables como el empleo, educación y vida independiente. Aunque, por otro lado, también advirtió sobre sus efectos discriminatorios: cuando se “entrena” una IA, esta se alimenta de archivos y datos históricos, los cuales reflejan los prejuicios y las desigualdades que han existido en nuestra sociedad. Lo anterior lleva a cuestionar la verdadera relevancia de esta innovación. ¿Vale la pena que esta nueva tecnología llegue a replicar comportamientos patriarcales del pasado, los cuales han tenido un progreso representativo al día de hoy?

No es nada nuevo que, desde tiempo atrás, las mujeres con discapacidad se han ubicado en un nivel significativo de desventaja en el ámbito académico, profesional y personal. Sobre este aspecto, la organización Centro México Digital revela que, a nivel nacional, existe 3.1% de promedio menos de habilidades en el uso de herramientas digitales por parte de las mujeres en relación con los hombres. En programas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas las mujeres sólo alcanzan el 33.2% del total de personas graduadas en esas áreas, y las mujeres empleadas con profesiones STEM ganan un 18% menos que ellos. Además, en un país como México, en el que no se cuenta siquiera con transporte público accesible o materiales educativos en formatos adecuados, no sorprende que las mujeres con discapacidad se encuentren cuatro puntos porcentuales por arriba de sus pares hombres en índice de analfabetismo.

La población sigue confiando en la única perspectiva que se enseña en los medios de comunicación, sin cuestionarse cuál será el otro lado de la moneda. ¿Cuántas son las personas que desconocen este lado dañino de la IA?¿Lo sabrán en algún momento? Por ahora, las notas que acaparan las portadas presumen los beneficios y la eficiencia de la IA, pero ¿será está una amenaza silenciosa y otra lucha más que ganar para los grupos más vulnerables?

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