Rosa Beltrán reivindica el papel de la mujer en la literatura y urge a sacarla del anonimato
Por: Ángeles Salas y Karla Muñiz
Por siglos, las mujeres han luchado para que su voz se escuche a través de la literatura, para poder dejarle al mundo sus historias y sus creaciones, pero se han tenido que enfrentar a una sociedad machista que ha ejercido su poder para silenciarlas, dijo la escritora mexicana Rosa Beltrán, ganadora del Premio Nuevo León Alfonso Reyes en su quinta edición.
La novelista recordó los casos de varias mujeres que lograron escribir su obra, a pesar de los obstáculos que la sociedad les ponía. Nellie Campobello, Rosario Castellanos, Margarita Dalton, Enriqueta Ochoa, Hilma Contreras y Josefina Vicens fueron algunos de los nombres mencionados por Beltrán durante su discurso de agradecimiento por el galardón recibido, durante una ceremonia que se celebró en el Palacio de Gobierno de Nuevo León el pasado 27 de septiembre.
El Premio Nuevo León Alfonso Reyes, creado en el año 2019, es un reconocimiento que otorgan el Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (Conarte), la Universidad de Monterrey, el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, la Universidad Autónoma de Nuevo León y la Universidad Regiomontana a escritores con una destacada trayectoria literaria y cuya obra se enmarque dentro de los principios creativos y humanistas que caracterizan la literatura de Alfonso Reyes, escritor conocido como «El Regiomontano Universal».
«Escribir me está vedado y, sin embargo, lo necesito más que cualquier otra cosa en el mundo», citó la premiada novelista retomando la voz de José García, el personaje protagónico creado por la escritora mexicana Josefina Vicens en su novela El libro vacío.
Esta, dijo Beltrán refiriéndose a lo dicho por José García, podría ser la voz de Nellie Campobello, escritora mexicana y única mujer cronista de la Revolución Mexicana, quien enfrentó un constante silenciamiento y vivió relegada y al margen del reconocimiento literario de sus pares masculinos.
«Pero podría también ser la voz de Rosario Castellanos, quien experimentó discriminación y menosprecio de su entorno por ser mujer y escritora. Más aún, por denunciar el sitio subordinado de las mujeres en la sociedad mexicana. O podría ser también la voz de Margarita Dalton, escritora mexicana a quien el marido le aventó la máquina de escribir por la ventana en un acto de gran hostilidad contra su deseo de dedicarse a la escritura», indicó Beltrán, quien en 1994 recibió un reconocimiento de la American Association of University Women por sus ensayos sobre escritoras del Siglo XX.
Enriqueta Ochoa, continúo, escondía sus escritos enterrándolos en el jardín de su casa para evitar que su marido los rompiera, y la escritora dominicana Hilma Contreras se vestía de hombre en pleno Siglo XX y guardó por años sus escritos.
Rosa Beltrán, quien ganó el Premio Planeta en 1995 por su novela La corte de los ilusos, dijo que hay que ver cómo han sido representadas las mujeres a través del lenguaje para entender por qué son vistas como un peligro o como un mal necesario o como material de desecho en el imaginario.
«Para tener un breve panorama del ejercicio del poder que se ha infligido a través de la representación sería suficiente con acudir a los refranes heredados por siglos. En El Refranero, las mujeres son parlanchinas, celosas, avarientas, caprichosas, melindrosas, mudables todas ellas y, como todas son así sin excepción, son también fácilmente clasificables y, por tanto, controlables», lamentó la novelista durante su discurso.
Beltrán afirmó que una de las lecciones más arduas para las propias mujeres ha sido entender que un nuevo imaginario se elabora hoy con las muchas y diferentes voces que ellas construyen y las invitó a seguir en la lucha por ese reconocimiento porque «volver al asunto de la masa indiferenciada es estar en el centro del problema, es seguir el juego del poder vicario, que decir mujer, es decir muy poco».
Por eso, invitó a la sociedad a «acercarse a las autoras sin caer en la simplicidad de siglos que han querido reducirlas a una masa anónima».
La premiada escritora mencionó a una serie de autoras del norte del país que, dijo, hay que leer ya: Nellie Campobello, Minerva Margarita Villarreal, Dulce María González, Patricia Laurent Kullick, Gabriela Riveros, María de Alva, Ana Laura Santamaría, Lorea Canales, Lorena Sanmillán, Criseida Santos, Orfa Alarcón y Cristina Rivera Garza, entre otras, porque han cambiado la forma de narrar el país.
Rosa Beltrán (Ciudad de México, 1960) es autora de las novelas La corte de los ilusos, El paraíso que fuimos, Alta infidelidad, Efectos secundarios, El cuerpo expuesto y Radicales libres, además de los cuentos La espera, Amores que matan y Optimistas. Su obra ha sido traducida al inglés, italiano, francés, alemán, holandés y esloveno.
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