En México falta empatía e inclusión: Ana Lucía Treviño
Por: Lucía de Lemos y Mariana Montemayor
Mientras realizaba sus prácticas profesionales en la Fundación Síndrome de Down Madrid –corría el año 2013–, Ana Lucía Treviño vivió una innovadora y enriquecedora experiencia ligada a un proyecto en el interior de una cabina de radio. Tras recibir algunos micrófonos y el apoyo de los encargados, quedó impresionada por el alto grado de inclusión e integración de los medios españoles.
Luego de sentir el flujo de su creatividad y manifestarla frente al micrófono, surgió un nuevo deseo: crear un espacio de reflexión y expresión para locutores con síndrome de Down en México, con el propósito de potenciar sus habilidades y desarrollarse a plenitud, tanto en el ámbito personal como profesional.
El camino estuvo lejos de ser fácil: Ana Lucía presentó su proyecto en varias radiodifusoras locales antes de obtener un “sí”. En 2018 su suerte dio un giro: se estrenó Entre amigos en Radio UDEM, estación que le abrió las puertas. Ella, por su parte, seleccionó a sus acompañantes: Mauricio, Jessica y Leticia.
Mauricio se encarga de las redes sociales y la publicidad del programa, además de trabajar en un restaurante. Jessi, en cambio, disfruta hablar sobre armonía y respeto, ofreciendo una reflexión motivante y amistosa en cada uno de sus programas. Y a Lety, por otra parte, la caracteriza su disciplina al preparar los temas con anticipación y entusiasmo.
Los cuatro conductores se reúnen en cabina los sábados a las 11:30 a. m. y conversan sobre temas variados: desde canciones y frases motivacionales hasta debates en torno a la amistad, los cuales preparan con una semana de anticipación.
Con esta base, Ana Lucía buscó un espacio de expresión donde desarrollaran capacidades de beneficencia personal, y simultáneamente ayudar a familias que atraviesan por una situación similar.
¿Por qué decidiste estudiar Comunicación?
Empecé una carrera en mercadotecnia, por influencia familiar, pero no estaba contenta. Después de un año, me di cuenta de que en realidad quería estudiar Comunicación. Mis papás me apoyaron, y esa decisión ha sido, desde entonces, súper especial para mí.
Luego del cambio, conocí muchos amigos y amigas que siguen siendo importantes en mi vida. Me sentía como pez en el agua, supe que me hallaba en mi mundo, en el sitio al que pertenecía.
¿Cuál era tu relación con la radio durante la licenciatura?
Fue gracias a mi profesor Álvaro Guadiana, ícono de Radio UDEM, que le tomé mucho cariño a la radio. Me sorprendía cómo hacíamos magia a través de este medio. Fue él quien me inyectó la pasión por el micrófono, por la radio, por la expresión; disfruté mucho sus materias. Mi tiempo en radio fue una gran experiencia, la cual compartí con personas muy especiales. Creo que la generación también influye en que se siga disfrutando.
¿Cómo recuerdas la estación en ese entonces, a los colaboradores, a los maestros? ¿Era distinta a la de ahora?
Físicamente se ha modernizado mucho. En cuanto a sistemas, todo es más práctico y fácil. Antes tenían muchos aparatos y formatos de grabación, como casettes, que ocupaban mucho espacio. Del cambio análogo al digital hemos vivido un proceso muy padre. Yo estuve en medio; conocí lo antiguo y lo moderno. Fue interesante ver cómo evolucionaba el hecho de grabar de manera práctica, rápida y eficaz.
¿Cuál fue tu trayectoría profesional después de graduarte?
Empecé mis prácticas profesionales en Multimedios, en Comunicación Organizacional, en el área de Recursos Humanos. Ahí aprendí a prueba y error.
Luego, un productor de Milenio Televisión me ofreció ir al área de noticieros para crear contenido, redactarlo y hacer transmisiones. Llegué a hacer traducciones simultáneas de Obama y de Trump. Estaba detrás de los noticieros: con enlaces a Guadalajara, Tamaulipas y con reporteros. Aprendí muchísimo también de los medios operativamente. De ahí, me fui a estudiar a España, donde estudié dos Másters, uno en Comunicación y Eventos y el otro en Musicoterapia.
¿Cómo surgió Entre Amigos y quiénes lo conforman?
Cuando me fui a España, comencé mis prácticas profesionales en la Fundación Síndrome de Down Madrid. Me encargaron varios proyectos, y en uno de ellos vi a personas con síndrome de Down en una cabina. Me encantó la idea, quedé fascinada al ver la inclusión que realizaba ese medio. Hace mucha falta en México. Me encargué de ellos como seis meses y decidí replicar el modelo del programa de inclusión en Monterrey.
Terminé mi maestría y regresé a tocar puertas, pero fue difícil. Acudí a varias radiodifusoras, donde me metieron piedritas. Todos se enfocaban en los patrocinadores y el presupuesto, solo les interesaba hacer dinero. Falta mucha empatía e inclusión; todos traen el signo de pesos en la cabeza. Entiendo, por un lado, su importancia; pero hace falta equilibrar a la sociedad con altruismo, programas que llenen el corazón de la gente y se vuelvan ejemplo e inspiración.
Vine a mi Alma Mater, la UDEM, y hablé con las personas encargadas. Tuvimos una junta y les presenté el proyecto. Lo tropicalicé. Tomé varias cosas de España, pero también agregué un poco de mi cosecha. Empecé a ver quién podía formar parte del programa, y pensé en Mauri, en Jessi y en Leti. Seis años después, siguen conmigo al aire.
¿Qué tan relevante es impulsar una mayor inclusión en la programación de medios de comunicación para garantizar una representación adecuada?
Con este programa trato de que, por medio de su voz y de la plática con sus familias y amigos, comience a permear la idea de convertirnos en una punta de lanza. Tras un estudio de mercado, vi que no había mucha inclusión en medios de comunicación.
Es muy importante darles un espacio de expresión donde tengan micrófono, una cámara y la oportunidad de usar su creatividad, que digan lo que sienten y piensan. Y dar esa herramienta de proyección al mundo, que no se quede en un círculo chiquito, conformado por su comunidad. El programa, en parte, está dirigido a familias con el mismo caso. Algunos papás nos han preguntado si sus hijos pueden participar. Siento que pone el ejemplo a los medios de comunicación más grandes.
¿Cuál es la estructura del programa?
Comenzamos siempre con una sesión de reflexiones. Cada quien trae una frase positiva, y dejan unas palabras bonitas para empezar el programa. Saludamos, contamos cómo nos va y entramos al tema que los chavos prepararon. Suelo enviárselos una semana antes y ellos lo desarrollan, ya sea con sus mamás o por su propia cuenta. Traen la información lista para leer y compartir. También contamos con una sección musical donde Mauri investiga y presenta las canciones.
¿Qué aprendizajes te ha dejado el programa?
Aprendí a soltar. He visto su evolución y es importante que, a veces, me haga a un lado para que interactúen entre ellos. Hay programas donde soy una guía, pero ya no intervengo tanto. Entre ellos empiezan a hacerse preguntas y a hablar de sus experiencias. Al principio estaba muy nerviosa y quería que todo se realizara al pie de la letra, pero es indispensable que ellos vayan más allá de la pauta. Aprendí a confiar en ellos. Estoy muy contenta de la evolución que ha seguido desde el programa uno, en cuanto fluidez, lenguaje, lectura y autoestima. Me satisface mucho ver los resultados y los frutos de este proyecto.
¿Cómo valoras el rol de la radio universitaria en el entorno mediático general?
Hay que equilibrar estos contenidos. Radio UDEM, por ejemplo, tiene programas que a la gente le hacen falta. No todo gira en torno al dinero; entiendo que vivimos en un mundo donde el comercio es global, pero el ser humano también requiere la contraparte. Además, la radio universitaria es importante porque educa a los jóvenes. Qué bueno que vayan aprendiendo con este tipo de proyectos.
¿Qué futuro le ven a la radio en el contexto del auge de las redes socio digitales y plataformas de streaming?
La gente de la radio empezó temerosa, creyendo que se volvería obsoleta, pero yo creo lo contrario, que se renovará. “Renovarse o morir”, como dice la frase. Las redes sociales son una herramienta suma a la radio, pues deja conocer lo que está detrás del micrófono. Antes no se mostraba el rostro de los locutores. Las redes han vuelto el vínculo más personal; pueden ser una herramienta positiva.
A mi parecer, la radio siempre tendrá cierta magia. Hace que la imaginación vuele; más con las radionovelas o los audiolibros. No creo que se olvide.
¿Qué significa ser parte de la comunidad UDEM?
Para mí, la UDEM ha sido y seguirá siendo especial en mi vida. Mi capítulo en la UDEM fue muy feliz y lleno de aprendizaje. La comunidad es íntegra; llena el alma y la mente. Conservo muchos recuerdos en teatro, cantando en la capilla, en las misas…. Pero, más que nada, en radio, en periodismo y realizando grabaciones. Me hacía muy feliz.
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