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(De izq. a der.) Alberta Burgos, Javier Ulloa García, Marissa Rodríguez-Sánchez, Miguel Ángel Lapuente y Janeth Aguirre Elizondo, durante la presentación de la última edición de la revista Tres Puntos. Foto: Gael García Sandoval

Revista Tres Puntos reivindica a los cuidados como una responsabilidad colectiva


Por: Paula Rodríguez y Miguel Gómez

Si bien la red de cuidados físicos y afectivos que históricamente han tejido las personas ha sido determinante para la formación de las sociedades, también ha sido el mecanismo que le ha permitido a ciertos grupos sobrevivir y afianzar su identidad en contextos en los que la responsabilidad de brindar cuidados, que debiera ser una tarea compartida entre varias instancias de la sociedad, ha sido relegada a las familias y pequeñas comunidades, afirmaron académicos y articulistas que colaboraron en la última edición de la revista Tres Puntos.

En su decimosegunda edición, la revista aborda y analiza el tema de los cuidados desde varias perspectivas, con el objetivo de invitar a reflexionar a los lectores y a todos los actores sociales sobre la importancia de estas actividades para la construcción de una sociedad más justa y más igualitaria.

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Alumnos de la Universidad de Monterrey, durante la presentación de la revista. Foto: Miguel Gómez

El último número de esta revista, que es una publicación de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de Monterrey, habla sobre cómo se debe fortalecer el tejido social haciendo de los cuidados una tarea colectiva y, en otro artículo, cuenta la historia de Florencia, una migrante náhuatl que dejó su comunidad en los cerros de Veracruz para desplazarse a Monterrey en busca de una vida mejor. La historia, que es contada por su hija menor, Alberta Burgos, narra la manera como Florencia logró sobrevivir en la ciudad industrial gracias a una red de cuidados de su comunidad de origen que la apoyó con información y estrategias básicas que la ayudaron a permanecer en Monterrey, en donde trabajó y logró sacar adelante a su familia.

“Mi madre, al igual que otras mujeres de la comunidad, llegó a una ciudad desconocida, con un lenguaje diferente y con un tipo de comida distinta, y tuvo que aprender a sobrevivir con nuestra lengua originaria, con nuestra forma de vestir y con nuestras propias formas de expresión. Desde que llegó y durante los siguientes 30 años que vivió en Monterrey estuvo apoyada y simultáneamente apoyó a través de una red de cuidados que existe al interior de nuestra comunidad”, contó Alberta durante la presentación de la revista.

Burgos, quien lleva cerca de 14 años acompañando diversos procesos comunitarios y gestiona distintos proyectos sociales que se realizan en comunidad, dijo que actualmente hay más de 30 comunidades indígenas que habitan en Nuevo León, con una diversidad de códigos, de maneras de organización y de formas de cuidado que suman a la diversidad étnica en el estado. “El tejido social, que se ha construido durante décadas, está hecho de muchas hebras de varias generaciones y tiene que ver con la historia de cada comunidad y de cada persona que la integra”.

Las redes de apoyo y de cuidado que crearon los migrantes indígenas les permitió a los recién llegados dormir bajo un techo, al principio bajo tejabanes y después, cuando eran desplazados de esos territorios, en cuartos de renta. Con los años, Florencia, por ejemplo, logró construir su propia casa, aunque en obra gris, fruto de su trabajo. El apoyo entre ellos se ve de múltiples formas, que van desde la ayuda con el cuidado de los niños, hasta contacto para conseguir traductores, búsqueda de trabajo y atención en casos de enfermedad, entre otras muchas formas de colaboración.

“Obviamente, primero hubo un choque cultural y a partir de esto se resignificó todo el tema de los cuidados”, afirmó Alberta, quien habla su lengua materna, el náhuatl, lo mismo que el español, y recuerda a su madre, que regresó a su comunidad de origen, en Veracruz, hace cuatro años.

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Directivos y alumnos de la Universidad de Monterrey asisten a la presentación de la revista. Foto: Gael García Sandoval

Marissa Rodríguez-Sánchez, antropóloga, profesora de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de Monterrey y autora del artículo “Cuerpos masculinos que migran y el no-cuidado entre cargadores del Mesón Estrella”, que aparece en la revista, investigó y analizó a las comunidades migrantes masculinas que se desplazan desde Centro y Sudamérica y desde el centro y el sur del país hacia Estados Unidos, pero que, por distintas razones, hacen una pausa obligada en Monterrey, en donde encuentran trabajo temporal en el Mesón Estrella, el segundo mercado de abastos más antiguo de la Ciudad, ubicado en el centro de la misma.

La investigadora encontró que este grupo de migrantes no tiene redes solidarias de apoyo y se preguntó: “¿Qué significa eso para un fenómeno que de por sí ya es complicado, el hecho de migrar, pero ahora migrar en soledad?”.

El común denominador en estas personas, dijo, es su masculinidad, el uso de la fuerza para realizar su trabajo, poder sobrevivir y continuar su trayecto. “Niegan su vulnerabilidad y con ello niegan la necesidad de ser cuidados. No se perciben como sujetos dignos de cuidado porque eso vulneraría las estructuras masculinas que prevalecen en su modo de vivir. Todo esto hace más difícil la situación para personas que son de muy diversos orígenes, edades, costumbres, ideas y hasta lengua porque si bien la mayoría habla el español, ahora muchos migrantes provenientes de Haití hablan el francés y el criollo”.

La carencia de cuidados en este sector migrante hizo que la autora se preguntara “cuáles y cómo son las afectaciones de un sistema que ha despojado a ciertas personas de la dignidad de autopercibirse como seres dignos de cuidado”.

El psicólogo clínico Javier Ulloa García dijo que los cuidados deben asumirse como una tarea colectiva y nunca como una responsabilidad individual, por cuanto las personas forman parte de una sociedad que está conformada por tejidos interconectados.

“El cuidado individual, incluso el autocuidado o el cuidado personal, requiere de la colectividad, aunque sea de otra persona. Hay un montón de cosas que se articulan para que las personas puedan cuidarse entre ellas”, afirmó el psicoterapeuta, quien invitó a la sociedad a revisar qué es lo que se está haciendo en materia de cuidados para fortalecer aquello que está funcionando y cambiar lo que se tenga que cambiar.

La revista también aborda temas como la necesidad de preservar o cuidar los edificios contemporáneos de la Ciudad, la responsabilidad del cuidado del agua en el Estado a raíz de la última sequía y los racionamientos que se decretaron, el cuidado de la salud visto desde las tecnologías que se han desarrollado para ayudar en temas médicos y desde la política de salud pública, y el cuidado y valoración de la literatura en todas sus formas.

Además, como un producto complementario, la revista incluye el pódcast “Historias en voz alta: voces sobre los cuidados”, realizado en conjunto por la Agencia Informativa UDEM y Radio UDEM, y conducido por Janeth Aguirre Elizondo, profesora del Departamento de Cine y Comunicación de la Universidad de Monterrey y quien moderó la presentación de la revista.

“En el pódcast presentamos cinco conversaciones con cinco mujeres que nos contaron sus experiencias, sus retos y sus necesidades en temas relacionados con la salud física y emocional. Este pódcast es una invitación a reflexionar sobre la importancia del cuidado visto como una red de apoyo colectivo, porque, después de todo, todos cuidamos de todos y esto es lo que define a una civilización”, dijo Aguirre Elizondo.

Las invitadas al pódcast fueron una madre cuidadora de una persona con neurodivergencia, una invitada que habló sobre el cuidado de la salud mental, una adolescente que compartió sobre cómo es el proceso de vivir con una discapacidad física, una mujer que ha vivido 30 años con una condición de salud física y habló sobre su experiencia, y una mujer que ha dedicado su vida, desde los 19 años, a cuidar a su esposo, quien lleva muchos años padeciendo distintos problemas de salud.

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Articulistas de la revista Tres Puntos junto al equipo de editores de la publicación académica. Foto: Gael García Sandoval

Miguel Ángel Lapuente, director de la Agencia Informativa y de la revista Tres Puntos, invitó a reflexionar sobre el tema de los cuidados visto desde muy diversos ángulos y el rol que, históricamente, han desempeñado las mujeres en estas tareas.

“La revista plantea un diálogo sobre un tema que nos concierne a todos y que buscamos que sea constructivo. Así que les dejamos la invitación para que se sumen a partir de la lectura de este último número de Tres Puntos”, señaló.

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