El segundo prototipo del sistema de automatización de soporte respiratorio controlado AMBUDEM-2020, ya fue sometido a pruebas en el Laboratorio de Simulación Clínica de la Universidad de Monterrey (UDEM), con las últimas modificaciones agregadas: aumento de volumen de aire desplazado y un contrapeso, para continuar con el proceso de solicitud de aprobación con la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris)
Tras el incremento de contagios por COVID-19 quedó en evidencia la falta de respiradores profesionales en los hospitales del país, por lo que una escena común es que se les dé aire a los pacientes oprimiendo con la mano una bolsa autoinflable las 24 horas, siete días a la semana; el AMBUDEM-2020 lo que hace es mecanizar esa función de proporcionar aire al paciente de manera constante, no es un aparato que se deba utilizar en casa, pues no sustituye la función de un respirador profesional y se recomienda usar en quienes lo necesiten pero no padezcan problemas pulmonares severos.
“Tenemos un producto casi listo para usarse en hospital, estamos terminando la documentación para someterlo a la Cofepris estatal para que nos de la autorización y que se pueda usar en hospitales y, por ende, que ya se pueda empezar a producir en masa”, explicó Raúl Quintero de la Garza, asesor del proyecto y profesor de la Escuela de Ingeniería de la UDEM.
La principal característica del segundo prototipo es que se aumentó el volumen de aire desplazado, pues al cuerpo humano se le suministra en promedio siete mililitros de aire por cada kilo de peso, y con orientación de la Escuela de Medicina de la UDEM el ventilador ahora tiene la capacidad de suministrar mayor cantidad de aire, ampliando el rango de peso de pacientes potenciales cubriendo desde 70 y hasta 90 kilos.
Tras verse en la necesidad de cambiar su proyecto de prácticas profesionales, Andrés González Ramos, Sergio Caballero Lozano, Omar Beltrán Márquez y Víctor Cárdenas Domene, estudiantes de Ingeniería en Mecatrónica, y con asesoría del Raúl Quintero de la Garza, profesor de la Escuela de Ingeniería, comenzaron el desarrollo del proyecto el pasado marzo y pronto se unieron Alberto Hussein de la Torre, director de los programas de Mecatrónica y Robótica, y la Escuela de Medicina de la UDEM.
El profesor hizo hincapié en que el uso del respirador deberá ser exclusivo para un ambiente médico y no está diseñado para que se compre y se tenga funcionando en casa, pues el paciente deberá ser entubado y esos procedimientos son realizados exclusivamente por profesionales de la salud.
Andrés González Ramos, integrante del equipo que desarrolla este ventilador, dijo que desde el inicio el plan fue utilizar material accesible y de bajo costo para que, en caso de ser necesario su producción masiva, fuera fácil, rápida y que efectivamente ayude a satisfacer las necesidades de los servicios de salud en México e incluso en el extranjero, pues ellos tomaron inspiración de un aparato similar desarrollado por el profesor Abdul Mohsen Al Husseini del Instituto de Tecnología de Massachusetts en 2010.
“Algo en lo que tenemos que ser muy claros es que este aparato es solo para emergencias, no te ofrece lo que ofrece un ventilador mecánico profesional sino, es para casos específicos donde una persona necesita asistencia para la respiración pero no es un caso muy grave; para situaciones donde no se tenga la infraestructura médica necesaria y para poder darle prioridad de ventiladores profesionales a los pacientes más graves”, dijo González Ramos.
La experiencia de los alumnos ha sido retadora, pues no imaginaron que de un curso de prácticas profesionales pudiera salir un proyecto tan trascendente como es el ventilador, y después de jornadas de hasta 10 horas de trabajo constante de ideas, ensamble, modificaciones y pruebas, incluso a veces sin descanso, los resultados les han sido muy satisfactorios.
“Al principio sí fue un shock porque de entrada somos ingenieros, no sabemos ni una pizca de medicina, meterte a algo que nunca has hecho, términos que nunca has escuchado. Es interesante ver el funcionamiento de algo que yo ya conocía y aplicarlo en algo que jamás imaginé como el ámbito médico”, afirmó González Ramos.
Lo que para mucha gente fue el receso correspondiente a la Semana Santa, para el equipo del AMBUDEM-2020 significó trabajo constante en la aplicación de mejoras para el segundo prototipo del ventilador: se armó el lunes entre dos personas, el martes se afinaron detalles, y el resto de la semana continuaron haciendo pruebas de funcionamiento.
“Fue muy extraño, esta fue una Semana Santa en la que me tocó servir, hacer algo por la sociedad de una manera diferente a la que antes había hecho; fue difícil y terminamos bastante cansados, sí está costando y todavía faltan cosas por terminar pero, la motivación siempre tiene que estar ahí presente que estamos haciendo algo que puede ayudar a mucha gente, pero va a valer la pena, hay que tener presente que cuando uno da su tiempo, su vida por los demás la recompensa es mucho más grande”, agregó González.
Los alumnos aseguran que este proyecto no es sólo para aprobar sus prácticas profesionales, ni para que su nombre aparezca en periódicos y redes sociales, esto va más allá. Su asesor Raúl Quintero asegura que esta experiencia ha sido retadora en muchos aspectos y que hasta hoy les ha dado la oportunidad de desarrollar habilidades y adquirir aprendizajes, y que esto no se acabará hasta que el AMBUDEM-2020 se vea funcionando en los hospitales y salvando vidas.
“Es el espíritu de la UDEM, ¿cómo le hacemos para trascender? ¿Cómo le hacemos para que nuestros alumnos hagan cosas que impacten positivamente en la sociedad? Esa es la idea, ha sido un proyecto muy retador para los alumnos, de mucho aprendizaje, esto tiene el potencial para salvar muchas vidas, nosotros como ingenieros queremos ayudarle a los médicos dándoles un aparato que facilite su trabajo, cada quién desde su trinchera”, puntualizó el catedrático.