El profesor del Departamento de Ciencias Clínicas de la UDEM, Edgar Manilla Muñoz, expresó cómo el sistema de salud mexicano no está preparado para manejar una propagación acelerada del COVID-19 y qué acciones faltantes son necesarias para combatir esta pandemia, incluyendo el sector salud y económico.
Sobre la rapidez en la que el virus se ha propagado a nivel mundial, el académico indicó que China ha sido, a pesar de ser el país de origen del virus, el más capacitado para conllevar la situación, ya que son los que mayor efectividad han tenido para controlar los contagios y afirmó que la situación mundial es muy compleja, tanto el ámbito de salud como en el económico, pero tiene confianza en que se superarán las crisis.
Asimismo, declaró que las medidas que ha tomado el gobierno de México respecto a la cuarentena y la sana distancia han sido las más efectivas para frenar la propagación del COVID-19, sin embargo, critica la falta de rapidez para proveer a los hospitales con suficientes recursos para combatirlo y la falta de políticas públicas del sector fiscal, para apoyar a las empresas y a las personas que está perdiendo empleos sin poder seguir adelante.
Manilla también desaprobó los rumores que suponen el ocultamiento de cifras sobre contagiados y fallecidos, pero si cree que pudiera haber subestimación en cuanto a los contagios por el bajo número de pruebas diagnósticas que se han realizado.
“El estado de Nuevo León cuenta con uno de los sistemas más sólidos de todo el país. La capacidad de atención depende del número de casos y de su gravedad. Ya lo estamos viendo en países desarrollados, no hay sistema de salud que pueda atender miles o decenas de miles de casos simultáneamente. No estamos preparados en infraestructura hospitalaria ni en recursos humanos (médicos, enfermeras). En conclusión, si se mantiene controlada la curva de transmisión del virus, es posible atender con mayor eficacia a los enfermos que requieran hospitalización.” expresó el profesor.
Es por esto por lo que Manilla recomienda a las personas que presentan comorbilidades como obesidad, diabetes, hipertensión o inmunodeficiencias, mantener un buen control de sus enfermedades, con estricto apego a sus tratamientos, ya que son una población de alto riesgo.
“Creo que habrá un cambio radical. Los gobiernos tendrán que asignar más recursos económicos para infraestructura hospitalaria, contratación de recursos humanos, creación de fideicomisos o bolsas para atender contingencias, mejorar la coordinación interinstitucional, apoyar la investigación biomédica, etc. Las personas tendremos mayor conciencia y habrá mayor participación en proyectos comunitarios de promoción de la salud”.
Al finalizar vislumbró que dentro de 8 meses a un año se podrían ver avances en cuanto a una vacuna y algunos fármacos que están a prueba, pero esto no es seguro, ya que toma años realizar este tipo de investigaciones al requerirse evidencia científica sólida y suficiente sobre la eficacia y seguridad de los posibles tratamientos.