Por: Leonardo Decilos y Aldo Álvarez
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, el Centro de Equidad de Género e Inclusión (CEGI) llevó a cabo la segunda edición del evento UDEM X TODAS, donde a través de pláticas, talleres y demás actividades se brindó un espacio de intercambio de ideas y reflexión sobre el papel de la mujer en la sociedad actual, sus retos y realidades.
En el marco de este evento, se presentó el hermano Alejandro González González para impartir la plática Reflexión sobre masculinidades, en la que se conversó acerca del significado de la masculinidad y la feminidad.
El religioso marista señaló que dichos conceptos son relativos, debido a que tienen sentido en su relación recíproca y que unidos en igualdad describen la totalidad de la experiencia humana.
“Una de las principales equivocaciones que cometemos con frecuencia es ver a la mujer y al hombre como seres separados o entidades diferentes. Es muy difícil comprendernos como hombres si no nos vemos en ese proceso de complementación mutuo con la mujer; por tal motivo, aprender a vernos desde su reflejo es necesario para el bienestar de ambos géneros”, manifestó González González.
Existen tres perspectivas en la sociedad sobre lo que significa ser hombre. La primera es la del varón-macho, que es tan común y está arraigada dentro de la sociedad mexicana. La segunda concepción surge de la civilización y consiste en el varón metrosexual, observándolo con todo lo relacionado a la belleza física. Por último, la tercera de ellas se centra en el varón humanizado-redimido, quien es alguien que muestra diálogo y apertura entre los diferentes.
En este sentido, la pregunta de qué significa ser hombre tiene una respuesta compleja. Al fin de cuentas, qué significa ser hombre quiere decir quién realmente soy yo; es por ello que es sumamente importante que cada uno se lo pregunte a sí mismo, indicó el religioso marista.
Hablar de la masculinidad se refiere a la descripción de cómo un ser humano debería ser masculino, una construcción de roles y modos sobre cómo debe ser, basada en los comportamientos e ideas que se han ido acumulando a través de los años. La masculinidad funciona como una invitación hacia el varón para convertirse en hombre.
El hombre ha construido el concepto de la masculinidad de una forma social, ya que aunque ciertamente se parte de la biología no es ella quien la define; por consiguiente, este concepto tiene diversas perspectivas que varían de acuerdo a cada época y cultura en el mundo.
“La masculinidad que tanto daño nos ha hecho es la que se iguala con el poder, la cual se fundamenta en la creencia de que ser varón significa automáticamente tener poder”, expresó.
La masculinidad debe traducirse a liderazgo, pero esto no significa que el liderazgo equivale a tener poder sobre alguien más o sobre otros, sino que debe funcionar como un instrumento que sirva de inspiración para las personas a nuestro alrededor; de tal forma, la masculinidad se vuelve un aspecto esencial para el desarrollo tanto del hombre como de la mujer.
Finalmente, el religioso marista de la UDEM, concluyó que Jesús es la mayor fuente de inspiración para crear este liderazgo dentro de la masculinidad, donde el verdadero liderazgo se expresa como una masculinidad transformada. Y es gracias a esto que la masculinidad juega un papel importante en la feminidad, puesto que se debe utilizar para apoyar y mejorar la calidad de vida de las mujeres en la sociedad actual.