Better Man, vida de Robbie Williams: una biopic muy especial


Adriana Paola Guerrero Gmez
Por: Adriana Paola Guerrero Gómez

Nos hemos acostumbrado a ver biopics musicales que idealizan la vida del artista. La mayoría se empeñan en enfatizar sus momentos de gloria y éxito. Javier Ibarreche lo resume diciendo que “dentro de la película son tratados como enviados de Dios; nadie nunca había escuchado música como esa y la gente se paraliza al oírlos”. De este modo, los personajes aparecen separados del mundo real y el contacto emocional con el espectador es pasado por alto. Ibarreche menciona ejemplos como Bohemian Rhapsody y más recientemente A Complete Unknown. A mí se me ocurren otras, como Elvis y Rocketman

Lo primero que llama la atención de esta película es que Robbie Williams no solo es el protagonista: también participó como productor ejecutivo. Es decir, él mismo contó su historia, tal como la vivió y la sintió. No hubo intervención de terceros que alteraran los hechos. Esto la distingue de otras biopics, que a menudo combinan ficción y realidad para construir una imagen más conveniente del artista. Aquí, Robbie se muestra tal cual es: egocéntrico, narcisista, directo y vulnerable.  

Williams es un chimpancé CGI. Su intención es dejar claro que siempre se percibió a sí mismo como un mono que entretiene a las personas. Esta personificación representa su falta de evolución, como si su temprana fama lo hubiera dejado estancado en un ciclo de autodestrucción. La película no oculta sus excesos, sus vicios, su ego, su afán de sentirse diferente y admirado; tampoco el vacío que lo consumía. Más que contar su éxito, nos sumerge en su lucha interna y en su proceso de redención, permitiéndonos experimentar su vida desde adentro.

El director Michael Gracey, conocido por “The Greatest Showman”, le dio a Better Man un tono introspectivo que equilibra el drama con la música. No es una biopic tradicional, sino una historia personal que combina trauma infantil, amor, familia, pérdidas y adicciones. Las coreografías y secuencias musicales son impresionantes, mas nunca forzadas. Entre ellas, destaca la escena de Rock DJ en Regent Street, que estuvo a punto de no filmarse debido al fallecimiento de la Reina Isabel II. Con la participación de 500 extras y bailarines, encapsula el talento de Robbie Williams como un showman nato.

A pesar de su calidad cinematográfica y de haber recibido una nominación a los Óscares en la categoría de mejores efectos visuales, Better Man no logró recuperar su inversión de 110 millones de dólares: apenas recaudó 22 millones. Tristemente, esto se debió, en buena medida, a una publicidad insuficiente. Pero quizás también por la razón expuesta en un artículo escrito por David Fear, de la revista Rolling Stone, donde afirma que Robbie “Nunca encontró una gran audiencia en Estados Unidos por razones desconocidas. Pero, honestamente, ¿quién necesita a Estados Unidos cuando tiene al resto del mundo?”. En otro texto Randy Meeks de Espinof comparte que la globalización cultural es un hecho innegable y en muchos casos, basta con que en Estados Unidos se establezca una opinión sobre la cultura pop para que esta se convierta en la percepción u opinión general.

Ni siquiera mi padre, con quien acudía a ver la película, considera que sea posible para esta cinta recuperar la inversión monetaria que supuso. Pero la trama tiene el potencial de convertirse en una producción digna de una larga temporada en Broadway e incluso un musical en Las Vegas. 

Better Man ha sido juzgada prematuramente en redes sociales debido a su uso de un chimpancé CGI, lo que ha llevado a algunas comparaciones con El planeta de los simios. Sin embargo, ambas películas son completamente diferentes en historia, tono y propósito. Es normal que exista cierta desconfianza hacia el CGI, pero no deberíamos dejarnos influenciar por opiniones eclipsadas o conversaciones virales sin antes ver la película. 

Este filme no idealiza la vida del artista ni su paso hacia la fama. Robbie Williams narra la historia de su vida y se para frente a la pantalla como lo que es: un ser humano, con todas sus imperfecciones y debilidades. Esta película nos enseña y recuerda que no existe tal cosa como un “don nadie”, y que todos tenemos la posibilidad de superarnos. Es una obra con el poder de volver a sus espectadores fans del artista, no sólo por su composición musical, llena de sentimiento y realidad, sino también por su trayectoria. No perdería la oportunidad de verla en cines si todavía quedan funciones; tampoco de disfrutarla en la plataforma de streaming, Paramount Plus.

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