En la Universidad tenemos la oportunidad de ser líderes estudiantiles. Es una gran experiencia formativa, enriquece mucho tus habilidades y te sorprendes de lo mucho que aprendes y la práctica que adquieres. El liderazgo no consiste sólo en saber comunicarte con los demás, trabajar en equipo y delegar tareas. ¡Va más allá! Implica también saber manejar tu tiempo y emociones, ayudar y comprender a los demás, planear efectivamente para lograr ciertas metas, tener mayor sentido de la responsabilidad, saber improvisar y negociar, innovar constantemente, ser honesto, conocer tus limitaciones, y permanecer tranquilo y alegre frente a las dificultades.
Hay que recordar constantemente que más que por tus méritos personales, cuando estás en un cargo o posición es porque una o varias personas te han designado a él, te han dado su confianza. Asimismo, que el líder necesita ser el primero en servir antes que ser servido. Confía en Dios y en las capacidades que te ha dado, y sopórtate en tu familia y amigos. Ellos son el pilar que te sostendrán siempre ante cualquier dificultad y los que más gozarán contigo en todos tus triunfos.
Lo importante y alentador del liderazgo es que nunca vas a estar solo, siempre tendrás a alguien que te pueda apoyar. El líder tiene seguidores o gente a su cargo, de lo contrario ¿de quién sería líder? Si estás pensando en involucrarte en algún grupo estudiantil, ¡adelante! En cualquier puesto o posición puedes demostrar tu liderazgo y la gente te lo agradecerá, porque genera seguridad para los demás.
“Quien quiera ser grande entre ustedes, será su servidor” Mt 20, 26. Si Dios vino a servir, con cuánta más razón nosotros… Esto es lo esencial del liderazgo y el camino más seguro.