Hacer trampa significa “actuar de forma que obtengas una ventaja sobre otros sin esfuerzo”, así lo definió Fernando Potes, profesor de Derecho en la Universidad de Monterrey (UDEM) en una plática que formó parte de la Semana de la Integridad UDEM.
Potes explicó que existen dos teorías que respaldan esta información: la de deontología de Kant, que consiste en ver cómo los actos son buenos o malos dependiendo de la racionalidad; y el modelo utilitario, que es la búsqueda de un bien mayor para muchas personas, atendiendo las necesidades de los demás antes de las propias.
Para el modelo utilitario, el profesor indicó que este método se encuentra en las consecuencias sociales, ejemplificando el caso de un doctor que hizo trampa en exámenes y ahora sus pacientes no confían en él, ya que no sabe hacer bien las cosas.
“Los leones cazan en manada no porque piensen que hacen trampa, sino porque es su naturaleza”, señaló Potes.
De acuerdo al profesor, existen 2 grandes factores para reducir el hacer trampa: el factor social de la impunidad; y el concepto que se tiene de uno mismo.
La conciencia es un elemento importante, pero no un atributo exclusivo del ser humano; Potes concluyó que se necesita entender el mundo en el que se vive y cuáles son las consecuencias de los actos.