Ildefonso Guajardo, ex-secretario de economía durante todo el sexenio de Enrique Peña Nieto y representante de México en la negociación del nuevo Tratado de Libre Comercio (TLCAN), compartió a alumnos y docentes de la Universidad de Monterrey (UDEM) cómo fue el proceso de trancisión tras el resultado de las elecciones presidenciales de 2018.
Debido a las propuestas manifestadas en campaña por el entonces presidente electo Andrés Manuel López Obrador, Guajardo afirmó haberse visto en la necesidad de prepararse para una administración de naturaleza distinta.
“Ocurre un hecho que nos esperábamos: un candidato atípico gana la elección y gana porque hay un 40 por ciento del electorado que está enojado y que cree que lo ha traicionado el proyecto de desarrollo de su país”, dijo.
Para mantener la certidumbre y vislumbrar un futuro económico, aseguró que fue clave aplicar principios de sustentabilidad política, de manera que el nuevo tratado formara parte del actual gobierno.
“La primer decisión que tomó el presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, fue decidir si sumarse o no a las negociaciones del tratado. Para mí fue fundamental tener en la mesa a alguien que fuera co-responsable de la negociación”, afirmó.
Guajardo explicó que la falta de certidumbre llevó a tener un entendimiento sostenible, un acuerdo en el que dos gobiernos de posturas distintas fueron capaces de trabajar y darle seguridad a la economía mexicana.
Sin embargo, destacó que el verdadero reto del sexenio no es económico, sino evitar la polarización entre los ciudadanos mexicanos.
“Me entristece. Veo división en México y lo más valioso es la unidad nacional” expresó.
Señaló que desde un inicio tenía claro que posicionar a México como vecino productor le serviría para negociar algo más conveniente para la economía del país, por lo que buscó destacar que México es un aliado estratégico para los Estados Unidos.
“Empezamos con una serie de cosas que eran totalmente absurdas. Querían que estableciéramos reglas para la integración de insumos”, indicó.
El ex-secretario de economía compartió con alumnos y profesores de la UDEM que, a pesar de enfrentarse a un discurso “trumpista” que minimizaba el TLCAN, logró mantener la capacidad de respuesta mexicana ante cambios en el mercado.
Por otra parte, afirmó que los jóvenes de hoy en día no están organizados en sindicatos, lo que lleva a no tener voz política clara, e instó a los asistentes a considerar a las organizaciones empresariales como consolidación de la voz de la colectividad empresarial.
Guajardo reflexionó sobre la necesidad de actuar sobre los intereses de los ciudadanos, de representar y mantenerse bajo su aceptación.
“Si la política pública no tiene la aprobación de los gobernados, no sirve, porque una elección puede cambiar el rumbo de las cosas”, señaló.
El ex-secretario finzalizó al decir que el panorama global del comercio tiene una nueva vida, una en la que las naciones y organizaciones trabajan en conjunto para producir de la mano.
“El mundo hoy es una planta manufacturera, que forma un equipo, en el que las barreras rompen las cadenas de valor”.