Acompañadas de pancartas, pañoletas de color verde y morado e instrumentos, un aproximado de 15 mil mujeres asistimos a la Movilización del domingo 8 de marzo por el Día de las Mujeres Trabajadores en Monterrey, organizado por la Asamblea Feminista de Nuevo León con el fin de exigir nuestros derechos y defender nuestras causas.
Fue la primera vez que asistimos a algún evento feminista, incluso, para ser honestas, conocíamos la importancia de los derechos de la mujer, pero nunca nos vimos siendo nosotras quienes exigían esto; entendíamos la situación, queríamos hacer algo al respecto, no obstante, algunas de las razones por las que se luchó, todavía tambaleaban en nuestro corazón; al pasar el rato, entendimos todo.
La cita fue a las 13:00 horas; observamos cómo se fue llenando toda la Explanada de los Héroes para dar inicio al evento con una jornada cultural, la cual comenzó con un sketch sobre la autonomía de la mujer y después de bellos poemas, cantos, bailes y algunas otras representaciones que nos tenían a todas las presentes al borde del llanto, cerró con un minuto de silencio por las mujeres que fueron víctimas de feminicidios, tomándonos todas de las manos, alzando nuestros pañuelos.
La marcha se organizó en 11 diferentes contingentes: 1) Batucada son combativas, 2) Mujeres con discapacidad, 3) Madres y familiares de víctimas y de personas desaparecidas, 4) Mujeres diversas, 5) Maternidades e infancias, 6) Marea verde, 7) Cuerpas al aire, 8) Universitarias y profesoras, 9) Disidencias sexo-genéricas, 10) Amnistía internacional, y por último 11) Movilidad sobre ruedas.
El poder que vibraba era impresionante; en más de cinco ocasiones fue necesario contener las lágrimas gracias a los cánticos que con mucha valentía se recitaban con fuerza y coraje: ¡me cuidan mis amigas, no la policía!, ¡Rector, escucha: protege a tus alumnas!, ¡no es piropo, es acoso!, ¡ni una menos, vivas nos queremos!, ¡mujer, escucha: esta es tu lucha!, así como también se cantó el himno feminista chileno: Un violador en tu camino.
En este espacio de sororidad se vivieron emociones de enojo, tristeza y angustia, no obstante, también se transmitía valentía, unión, y empatía entre las mujeres que estaban marchando y las que estaban a las orillas de las calles o establecimientos dando gritos de ánimo, compartiendo aplausos y porras y demostrando apoyo al movimiento a través de las redes sociales.
Rosa María Alejandro, una directora escolar de 67 años de edad que participó en la marcha dijo “este movimiento es muy bueno, es una expresión que era necesaria desde hace muchos años; es una manifestación de lo enojadas que estamos por tanta violencia y agresión hacia las mujeres, tanta impunidad en los ámbitos laboral, escolar, en la calle, en la familia en todas partes, ya basta. Yo trabajo con adolescentes y he visto casos de violaciones donde han quedado impunes, donde mis alumnas son humilladas, ofendidas y no son atendidas, por eso estoy aquí”, mientras se le cortaba la voz.
Asimismo, platicamos con Lineth, una joven que marchaba en el contingente de mujeres universitarias y quien se ve afectada por las ideologías religiosas de su familia al no poder expresar libremente su hartazgo hacia la situación de violencia de género que estamos viviendo las mujeres; por otra parte, Jenny, que portaba un cartel en contra de la violencia desde la concepción, nos compartió que se sentía orgullosa de participar en la marcha a pesar de las diferentes ideologías que se promueven en esta.
Fue sumamente difícil el escuchar experiencias y leer carteles de situaciones de acoso y violencia que han vivido muchas mujeres, pues sin duda también hemos pasado por ellas; fue desgastante darnos cuenta de que el cansancio hacia esta situación es algo que tenemos todas en común, pero fue más desgastante el darse cuenta de que a pesar de estas marchas, los cambios no se verán al día siguiente.
Una vez que se llegó nuevamente a la explanada, se realizó un momento de reflexión dirigido por distintas mujeres de la Asamblea Feminista, entre ellas Estefanía Varselas, Silvia Sofía Pérez y Mariángel García Ramos, fundadora del Movimiento Mujeres Mexicanas con Discapacidad, quienes no tienen un puesto dentro de la organización, ya que está pensada como horizontal.
Diferentes discursos fueron pronunciados a favor de diferentes causas en las que las mujeres son afectadas; se habló de las mujeres con discapacidad, las cuales, según números globales, representan cuatro veces mayor riesgo de sufrir violencia de género y mayor vulnerabilidad a una agresión sexual, por ellas también se marchó y se les recordó que sus voces SÍ cuentan.
De igual manera, se les habló a las mujeres trans por la situación de violencia que viven día con día en México, país que ocupa el segundo lugar en asesinatos a personas transgénero consecuencia de la cultura machista y las leyes jurídicas que impiden el que se les vea como personas sujetas de derecho, pues los protocolos generados para la eliminación de la violencia no se denominan suficientes para erradicar esta problemática.
“De los más de 46 millones de mujeres de 15 años y más, que existimos en el país. el 66.1% hemos enfrentado violencia de cualquier tipo al menos una vez en la vida, 19.2 millones de mujeres fueron sometidas a algún tipo de intimidación, hostigamientos, acoso sexual”, dijo en su discurso Estefanía Varselas.
Dentro de los objetivos de la marcha se encontró el proteger la vida de las mujeres, la incorporación de protocolos para crear un real acceso a la justicia, garantizar el derecho a ejercer las decisiones que cada mujer tome con su cuerpo, sensibilizar las políticas públicas, cumplir con derechos laborales de identidad y expresión, reconocer los derechos de las mujeres con discapacidad.
Se exhortó a la sociedad a transformar los patrones culturales que refuerzan aquello que promueve la inseguridad de las mujeres y a acercarse a las luchas justas, se hizo cierre con el grito ¡Queremos un mundo feminista!, convocando a todas las que convergimos en la marcha a realizar el Paro Nacional e invitando a las instituciones que se sumaron a este a no solo solidarizarse de palabra sino también con acciones que sancionen conductas erróneas hacia la mujer y que mejoren las condiciones para todas estas.
Finalmente, entrevistamos a las encargadas de medios de la Asamblea quienes se notaban entusiasmadas por la respuesta que hubo a la marcha y nos compartieron que agradecen a los medios de comunicación por ayudar a abrir los ojos a quienes se muestran indiferentes a estas situaciones que vivimos las mujeres día con día.
De igual manera, pidieron que se siga difundiendo información verídica de los hechos con datos reales sobre los feminicidios a mujeres discapacitadas y trans para que se vea la realidad en la que ellas viven. Por último cerraron con la reflexión de que movimientos como este son la prueba de que el feminismo construye y es para crear una mejor sociedad.