Esta semana me aventuré a leer otro de los grandes éxitos del maestro del terror: Stephen King, que bajo el seudónimo de Richard Bachman publicó en 1979 un libro perturbador y lleno de emociones llamado “La larga Marcha” que nos pone en los zapatos de Ray Garraty, un adolescente que junto con otros 99 recorren una caminata por carretera con la promesa de que el último en quedar de pie recibiría “el gran premio”. La edición que leí de este libro fue publicada por la editorial DEBOLSILLO el 22 de noviembre de 2020.
Contexto de la historia
Un centenar de jóvenes son llamados para recorrer la anual Gran Marcha, donde 99 caerán y solo uno será el gran triunfador que podrá pedir el deseo que quiera, no importa cual fuera, además de una enorme cantidad de dinero.
Al empezar el libro, tenía el presentimiento de que la historia iba ser al estilo de “Hunger Games” (2008) por tratarse de una competencia donde sólo queda un ganador, pero me llevé la sorpresa de que es totalmente diferente a eso. King nos presenta una sociedad donde los jóvenes están dispuestos a soportar hasta días caminando sin parar ni bajar el ritmo, con pocas raciones de alimentación y sin descanso, con tal de recibir aquello que más desean en el mundo.
A primera vista eso suena a algo que muchos de nosotros estaríamos dispuestos a hacer, pero conforme avanza el libro te das cuenta que no es tan sencillo como suena. La marcha cuenta con diversas reglas que incluyen: mantener una velocidad constante de 6.5 km/h, no molestar al resto de los Marchadores, y estar siempre en la carretera sin cruzar los límites. Si alguno de los participantes baja la velocidad a lo establecido por 30 segundos se le da un “Aviso”, que después de una hora de no recibir otro se elimina. Al recibir un tercer Aviso al Marchador se le da “el pasaporte”, que en un inicio tiene un vago significado y se puede interpretar como salir de la competencia, pero más adelante se muestra que se refiere a que los soldados que monitorean la marcha ejecutan al participante que recibe más de tres avisos, lo cual vuelve a esta novela en un historia perturbadora y sangrienta, muy al estilo de King.
Personajes
Sin duda el punto más fuerte que tiene la novela son sus personajes, los cuales demuestran por qué a King a menudo se le reconoce al igual como el maestro de las emociones, ya que a través de los Marchadores y sus singulares personalidades, podemos adentrarnos en esta impactante historia.
Para esto acompañamos en el camino a Ray Garraty, un joven de Maine que, durante su trayectoria en la Marcha, desconoce los motivos reales por los que decidió entrar a esta aventura, de la cuál pronto entendió la cruda realidad que presentaba al ver como su cuerpo y su mente lo iban traicionando poco a poco y transformándolo en un muerto andante con el objetivo de llegar hasta el final a toda costa.
Cada uno de los Marchadores son tan distintos pero al mismo tiempo tan similares, ya que muchos tienen diferentes razones por las que participan en esta competencia mortal, unos tienen problemas económicos, otros familiares a quien mantener, e incluso algunos mencionan que solo están ahí para morir dignamente, pero en lo que todos coinciden es en que, conforme más avanzaba la marcha, más posibilidades de morir tenían. Y es que las interacciones entre estos personajes son la base de esta historia y lo que la hace tan llamativa y fácil de leer, ya que al ver como poco a poco van perdiendo competidores y amigos que hicieron a lo largo del viaje, los Marchadores se ganan el corazón del lector hasta la recta final. Después de días soleados, tormentas y multitudes de gente esperando ver algo de sangre, los competidores hacen su viaje hacia la locura y se cuestionan sus verdaderas razones de participar en esta misión suicida y las consecuencias que puede implicar ser el ganador de la marcha.
Crítica Social
El autor retrata una sociedad futurista donde la Gran Marcha es el evento deportivo del año, dirigida por un psicópata apoyado por la sociedad al que todo el mundo le llaman “el Comandante”. Nadie puede cuestionar este evento, ni el gobierno ni la población, y en caso de hacerlo te hacen una visita los Escuadrones y nadie sabe de ti de nuevo. Sin caer en la categoría de distopía, King hace una crítica en el libro de nuestro mundo que puede generar distintas interpretaciones.
En primer lugar la similitud que tiene la Gran Marcha con la guerra, al ser muchos jóvenes varones enviados a una misión de la cuál muy probablemente no vayan a regresar con vida, mientras que una población vive con muchos lujos y apoya este evento, a pesar de que existe quien busca apoyar a los Marchadores y quienes estan en contra de la marcha.
Además existe una comparación con la misma vida, al ser todos parte de un gran camino donde formamos lazos, formamos amistades e incluso enemistades, pero al final lo único que es seguro para cada uno de nosotros es la muerte, sin importar de donde vengas, tu pasado, tu presente, tus metas y la vida misma que has llevado, siempre queda presente nuestra forma de estar pendientes de nuestra muerte.
Y por último, esta la forma en que la violencia afecta la mente de la gente bondadosa, ya que los Marchadores sufren de cambios de humor durante toda la trama, pasando de ser alguien amigable a alguien agresivo de un momento a otro, al estar en constante exposición a la muerte de sus compañeros y a la diversión que le causa ver esto al público.
Sin lugar a dudas tengo que admitir que me ha fascinado este libro, en tan solo tres días lo leí al no poder despegarme de él. Cabe mencionar que, a pesar de ser “Carrie” (1974) su primera obra publicada, el autor declaró que esta fue la primera novela que escribió cuando apenas era un adolescente, lo cuál hace más impresionante que sea una novela tan fascinante y atrapadora, que por más de un momento hace que el lector esté al borde de la locura por querer saber como termina esta violenta y para nada convencional novela. Los invito a darse la oportunidad de leerla si les gustaría comenzar a leer al autor, por no involucrar personajes de su universo, y considero que es apta para cualquier amante de los libros como yo y cualquiera que piensa serlo.