Luisa Valenzuela y los secretos de la literatura
En el marco de la Feria Internacional del Libro de Monterrey, la escritora argentina Luisa Valenzuela recibió el Premio Nuevo León Alfonso Reyes como reconocimiento por su larga y trascendental carrera literaria, que inició en la década de los sesenta y continúa hasta la actualidad.
Además de esta premiación, estuvo presente en el Colegio Civil, en un diálogo con estudiantes representantes de la UDEM, el Tec, la UANL y la U-ERRE.
La autora tiene una obra prolífica y representativa de un sentimiento latinoamericano característico del boom, enfocado en las altas y bajas de la vida en la región, especialmente bajo la mirada de un gobierno opresivo.
Trabaja distintos géneros literarios, como novelas, cuentos, y, sus favoritos, microrrelatos. En una conferencia suya, Escritura y secreto, realizada en el contexto de la Cátedra Alfonso Reyes del Tecnológico de Monterrey, proveyó sus visiones de lo que conlleva el oficio de escribir. Lo más impresionante fue su idea de la escritura como un secreto. Planteó que el autor, cuando escribe, no solo cuenta una historia, sino que se hace a sí mismo una pregunta y encuentra un tema que está escondido bajo el velo de un secreto. Por lo tanto, el núcleo de la historia no es la narrativa en sí, sino que lo son los misterios de la vida.
Durante su diálogo, admitió que nunca hace una planificación estricta cuando escribe. Su sordera en su oído derecho, contó, le hizo encontrarle un sentido especial a las palabras y lo que puede hacerse con ellas. La escritura no es algo que pueda planearse, sino algo que debe descubrirse.
Valenzuela utilizó la analogía del secreto y la escritura. Navegar por una conspiración y descubrir sus misterios no es algo planificable y, aunque uno lo intentara, se daría cuenta de que las vueltas de la vida lo dejarían en un camino completamente distinto al originalmente planteado. Una planeación excesiva solo sería un obstáculo.
A la escritora argentina no le da miedo crear historias sobre política, sociedad, relaciones y fantasía que, finalmente, dejen preguntas abiertas. Después de páginas de reflexiones, cuestionamientos y teorías, a veces la respuesta es que no hay respuesta. Se busca develar el secreto detrás de estos temas pero, aunque pueden haber ciertos intentos de resolución, a veces la verdad simplemente no puede salir a la luz. Los finales se mantienen lo suficientemente abiertos para que las preguntas sigan flotando por la mente del lector, para que la duda sobre la realidad se mantenga en las conciencias que la leen.
Leer una historia de Luisa Valenzuela es, finalmente, adentrarse en un misterio de la vida misma.
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