José Agustín o cómo la rebeldía de su pluma atrapó a las nuevas generaciones
Por: Agencia Informativa UDEM
Criticado y alabado por muchos, el escritor mexicano José Agustín Ramírez Gómez es el responsable de que miles de jóvenes hayan dejado de ver la lectura literaria como un tema obligado, para enamorarse de historias repletas de contenido cultural, mezcladas con realidades vistas desde diferentes ángulos y con una carga de humor que atrapa al lector desde las primeras líneas.
José Agustín no sólo retrató con acierto los gustos, excesos y problemáticas de las últimas generaciones, sino que recuperó y actualizó para ellas capítulos enteros de la historia prehispánica, logrando que los jóvenes se sumergieran en ella, perpetuando así la identidad y la cultura del país.
La panza del Tepozteco, novela publicada en 1992, es un claro ejemplo de ello. De lectura sugerida en algunas escuelas, preparatorias y universidades del país, esta obra revive a los dioses aztecas prehispánicos, con sus defectos, vicios y virtudes, y los pone a convivir con un grupo de adolescentes en una historia mágica que arrastra al lector a interesarse por la religión y cultura de sus antepasados mexicas.
La tumba fue su primera novela, escrita cuando tenía 16 años, pero publicada a sus 20, en 1964. La historia fue rechazada y criticada en su tiempo por exponer problemáticas tabúes juveniles, de las que la sociedad prefería no hablar o no ventilar. José Agustín las plasmó deliberadamente en su obra a través de su protagonista Gabriel Guía, un adolescente de 17 años que se enfrenta a múltiples experiencias de aprendizaje y de errores.
Décadas después, la crítica y el lector han reconocido el valor de la obra de José Agustín, un revolucionario de las letras que conquistó al lector joven, el cual puede identificarse con el lenguaje de sus obras y la realidad de sus personajes.
José Agustín Ramírez Gómez, uno de los más grandes exponentes de la literatura mexicana del siglo XX, falleció este martes, 16 de enero, a los 79 años en su casa de Cuautla, Morelos, debido a diversos problemas de salud.
Amante de temáticas juveniles, como la música, principalmente el rock and roll y el Jazz como géneros de identidad de su época, las inseguridades y sueños de la adolescencia, sus excesos, y la inmersión de los jóvenes dentro de una sociedad que los etiqueta y los estigmatiza, José Agustín fue uno de los máximos exponentes de la contracultura mexicana.
Autor de más de 30 obras, entre novelas, cuentos, ensayos, crónicas, escritos autobiográficos y guiones para teatro y cine, José Agustín fue reconocido con varios galardones, como el Premio Bellas Artes de Narrativa Colima para Obra Publicada, otorgado en 1983 por Ciudades desiertas; el Premio Nacional de Literatura Juan Ruiz de Alarcón por su obra de teatro Círculo vicioso; y el Premio Nacional de Ciencias y Artes, en la categoría de Lingüística y Literatura, en el 2011.
Entre sus obras figuran novelas como La tumba (1964), Se está haciendo tarde (1973), Ciudades desiertas (1982), Cerca del fuego (1986), La panza del Tepozteco (1992), Dos horas de sol (1994), y Vida con mi viuda (2004), entre otras. Cuentos como Inventando que sueño (1968), La mirada en el centro (1977), No hay censura (1988), No pases esta puerta (1992), La miel derramada (1992) y Cuentos completos (2001), entre otros.
El escritor, junto a otros narradores como Gustavo Sainz, Parménides García Saldaña, Jesús Luis Benítez y René Avilés Fabila, fue etiquetado por la escritora mexicana Margo Glantz como exponente de una nueva corriente literaria denominada «Literatura de la Onda», algo que José Agustín siempre rechazó.
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