Guillermo Gonzlez con un cliente en la feria de arte Constelaciones
Guillermo González con un cliente en la feria de arte “Constelaciones”. Foto: Natalia González

Monterrey avanza en su gusto por el arte, pero falta apoyarlo más: Guillermo González


Por: Natalia González

El gusto por el arte en una ciudad que ha sido predominantemente industrial ha comenzado a ganar adeptos, pero el camino que aún falta por recorrer es largo, dice Guillermo González, fundador de la galería de arte Armario 916, en la que exhibe piezas creadas tanto por artistas que ya tienen una trayectoria como por nuevos talentos que buscan la oportunidad de que su obra sea conocida.

El día que iba a entrevistarlo llegué temprano para poder prepararme mentalmente, ya que estaba un poco nerviosa por la entrevista. Estuve caminando por todo el Barrio Antiguo, desde el estacionamiento hasta la galería con mi computadora y mi cámara en la mano.

Cuando llegué me di cuenta de que él estaba un poco ansioso porque en la noche había un evento del segundo aniversario de la galería. Recuerdo que estuvimos comiendo unos palitos de coco hasta que entraron las primeras personas. Al final, el lugar se llenó casi por completo y fue una muy buena noche para la galería.

Guillermo González, graduado de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Monterrey (UDEM), ha empezado diversos negocios desde que estudiaba la carrera, entre ellos uno de chilaquiles, dos agencias de marketing digital y la galería de arte contemporáneo.

Armario 916 ha exhibido más de tres exposiciones, con una amplia variedad de artistas y obras que le han permitido crecer y empaparse de arte en el camino. González cuenta, en entrevista, cómo ha sido su experiencia en el mundo del arte en Monterrey.

Estás cumpliendo el segundo año de iniciar con el proyecto de la galería de arte. ¿Qué fue lo que te motivó a iniciar con Armario 916?

Como había trabajado antes con artistas plásticos haciendo video, fotos, exposiciones y eventos de arte, ya tenía la idea de hacer una galería. La idea también se fue construyendo por mi cercanía con el artista mexicano Daniel Guzmán, con quien planeamos hacer una expo de toda la obra que tenía y pensamos en ponerle el nombre de Armario, que hace referencia al latín armorum, que significa “lugar donde guardaban las armas”; es decir, nuestra galería sería el lugar en donde almacenaríamos esas armas sociales y culturales llamadas obras de arte. Por otro lado, está la pasión por el arte que he desarrollado desde mi infancia porque en mi casa había mucha obra, además de que tengo un tío que es pintor. Entonces, la pasión por el arte, sobre todo.

¿Cómo sientes que ha crecido la galería desde que inició?

Aunque ha sido gradual la cantidad de gente que nos conoce, la galería sí ha crecido bastante. De boca en boca se ha esparcido la noticia de que aquí está la galería de arte contemporáneo y emergente, y que también generamos una propuesta distinta a las galerías tradicionales. En el camino hemos ido aprendiendo a llevar el proceso de las exposiciones cada vez más eficiente y nos hemos empapado de arte, de muchas técnicas, teorías, artistas y corrientes. Ha sido un crecimiento orgánico y hemos visto cada vez mejor respuesta.

¿De qué manera han podido medir ese crecimiento?

Creemos que hemos hecho bien las cosas por la retroalimentación que hemos recibido y eso ha llamado la atención de muchos artistas, de otros galeristas y de autoridades en el arte. Por ejemplo, ya este año aparecimos en el circuito de las artes Monterrey en la Semana de las Artes, y el Gobierno ya nos detectó también y nos incluyó en su lista de galerías. Así que sí, orgánico pero notorio.

¿Consideras que, en Monterrey, la compra de arte es un tema del que se debería hablar más?, en el contexto en que las personas que viven de esto no pueden llevar un estilo de vida sustentable por lo difícil que puede ser vender su arte.

Hay dos puntos de vista, desde el coleccionista y desde el artista. Creo que sí se ha visto cada vez más movimiento alrededor del arte, por ejemplo, ya nos incluimos en la semana de las artes que precede a la Zona MACO, que es la feria de arte más importante del país que se realiza en la Ciudad de México; sin embargo, creo que aún le falta mucho recorrido. Tal vez algo que nos ha caracterizado es que el arte que ofrecemos es accesible y eso ha provocado que lleguen coleccionistas nuevos y que se convenzan de comprar su primera obra, entonces creo que la oferta que tenemos está muy adecuada al mercado que apenas se está introduciendo al arte y eso provoca que se cree esta cultura de la apreciación y el coleccionismo. Por el lado del artista, somos un espacio para que encuentre su clientela, y como no es una clientela tan selectiva, cualquier artista emergente que tenga talento y que tenga cuerpo de obra ya es susceptible a que exponga con nosotros y, por ende, hay obra accesible, porque son artistas que van creciendo. Y, bueno, sí hemos tenido cercanía con artistas que ya tienen carrera y que sí viven absolutamente del arte; sin embargo, también nos topamos con artistas que no pueden vivir del arte, que tienen otros trabajos y que esto es su segundo plano.

Estando constantemente en contacto con artistas que se presentan en la galería, ¿cómo observas el contexto de ventas de arte en el que se encuentran? ¿Qué tan difícil es lograr vender las obras que exponen?

Creo que es difícil. Un artista que no está en una galería difícilmente encuentra un mercado que pueda pagar lo suficiente para que le sea rentable seguir produciendo. Creo que de eso se trata, de hacer colaboraciones o de que se entienda que así es la industria, que existen los productores y que existen los vendedores. Y hay de todo, hay artistas que saben perfectamente cómo tratar con galerías y están de acuerdo con todo porque ya tienen experiencia, y hay otros artistas que apenas van entendiendo cómo es que se llega a los clientes y que una parte importante de esto es mediante las galerías.

¿Cuál es el mercado que usualmente participa en la compra de obras de arte? ¿Consideras que Monterrey es un lugar en el que se puede encontrar al mercado meta?

La experiencia que hemos tenido aquí, en el centro de Monterrey, ha sido muy variada, y como nuestra oferta también es muy variada, hemos tenido clientes que se llevan las piezas más económicas desde los 500 pesos, hasta clientes que llegan a comprar obras de 50 mil pesos, por decir algo. Entonces sí, creemos que existe el mercado, Monterrey es una ciudad que está creciendo bastante, ha llegado mucha gente del extranjero, hay mucho turista, hay mucho foráneo que viene a vivir a Monterrey y también hay muchas nuevas industrias que traen empresas internacionales a establecerse aquí y eso provoca que haya una ola de clientela nueva que va en aumento. Tal vez no soy el indicado como para palpar si realmente la industria del arte está siendo prolífera o no, pero en nuestra experiencia, el hecho de que estemos aquí crea nuevos clientes. Vienen, y ya estando aquí, encantándose con alguna pieza, es que se vuelven coleccionistas.

 La galera Armario 916 presente en la feria de arte Constelaciones
La galería “Armario 916”, presente en la feria de arte “Constelaciones”.  Foto: Natalia González

¿Sientes que el arte no es considerado o, en su caso, remunerado como debería de ser?

Sí. Siento que no es remunerado como debería, es una ciudad muy industrial y no hay tanta cultura de apreciación del arte. Sí tenemos el museo Marco y tenemos otros museos y espacios culturales, pero hay cierta barrera debido a que tal vez son muy objetivos aquí en Monterrey. La mentalidad es muy objetiva hacia hacer dinero y cuando se trata de una obra de arte, les cuesta comprender esa subjetividad y ese valor intrínseco que porta el arte. Sí hay esta idiosincrasia de que de artista te mueres de hambre o, el típico, ¿por qué voy a pagar eso por un dibujo si mi hijo lo puede hacer?, pero es una problemática que estamos aquí para resolver.

¿Qué crees que se necesita para que haya un cambio en cómo es visto este negocio en Monterrey?

Por un lado, los espacios. Debe haber más espacios para que los artistas tengan un lugar donde exponer. Y, por otro lado, de parte de las autoridades, creo que debería haber más apoyos, más becas y más inversión en la producción del arte, que en el pasado sí hubo, por ejemplo, todas las esculturas que se hicieron en el río Santa Catarina. Sin embargo, creo que últimamente no se ha visto esa magnitud de obras y también he escuchado que muchos artistas encuentran muy difícil obtener apoyos para la producción.

¿Qué cosas consideras que las personas, aunque no compren directamente una obra de arte, pueden hacer para apoyar este negocio en la ciudad?

Está difícil pedirle a la gente que haga algo. ¿Cómo le pides a la gente que se sensibilice? Si estamos en una sociedad que muy apenas genera una economía sustentable para sus familias, creo que es difícil que volteen a ver el arte y que decidan gastar su dinero en piezas, porque primero hay que comer y hay que mandar a los niños a la escuela. Entonces, creo que es un problema más de raíz del sistema económico del país.

Ahora que el e-commerce es tan popular y es necesario adaptar los negocios a este medio, ¿qué tan importante crees que es reivindicar los espacios físicos para que siga habiendo una conexión más real con el arte?
Creo que por lo mismo de que comprar arte no es de primera necesidad, el hecho de que exista la obra disponible en línea no necesariamente va a ser un determinante para que la compren, sino que un espacio físico te provoca toda una experiencia que te termina por convencer de que te gusta la pieza y que necesitas coleccionarla. Además, también existe cierta psicología detrás de la compra de una pieza. En estos espacios se presta a que el coleccionista conozca al artista o que el galerista le explique acerca de la obra y eso es lo que termina por cuajar y cerrar la venta. Entonces, pues sí, hay un reto de que el mundo se está digitalizando y todos compran en línea ahora, pero el proceso de venta o compra de una obra puede ser más tardado que simplemente hacer un browse (una búsqueda) en internet.

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