¿Por qué documentamos nuestra vida en las redes sociales?


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Por: Cordelia Torres

«Pic or it didn’t happen”, “la cámara come primero”, “necesito contenido para mi perfil”. Estas son frases comunes que a diario escucho salir todos los días salir de las bocas de nuestra generación. ¿A qué se debe? ¿Por qué hoy en día parece haber una necesidad de documentar y compartir todo lo que hacemos en nuestras vidas en redes sociales? Esta tendencia se empeña en mostrar el día a día: qué come la gente, cómo visten durante la semana entera, entre otros. 

“Existe una necesidad constante de exhibirse para obtener la aprobación o reconocimiento social”, según un artículo publicado por un grupo de psicopedagogos en la Revista de Comunicación Española

Las redes sociales nos han abierto la puerta a la conexión con los demás por medio de una pantalla, la posibilidad de conocer la vida de alguien que vive en Australia, mientras uno se ubica en México o cualquier otro país; pero han traído, asimismo, una excesiva distribución de información personal. Una investigación realizada en el 2016 por doctores españoles, encontró que uno de los principales motivos por el cual los jóvenes utilizan redes sociales es meramente el compartir sus quehaceres diarios. Al día, se publican más de 100 millones de fotos y videos solamente en la plataforma de Instagram. Existen estudios, como el de Simon Kemp, que determinó que las personas de edades entre 16 a 64 pasan alrededor de casi dos horas y media diario en redes sociales.

¿Por qué sentimos la presión de documentar y publicar todo? Es comprensible que a veces estamos tan emocionados, orgullosos, o felices por un evento, que sintamos la necesidad de compartirla con los demás. Pero, hoy en día, pareciera que más bien lo que mueve es una suerte de intención de vender cierta personalidad en estos perfiles. Por ello, generalmente se muestra lo bueno y no lo complicado de nuestras vidas. Cualquiera que ve un perfil piensa que tenemos las vidas perfectas, y en realidad no lo son.

Otra razón es el miedo de perder un recuerdo, la necesidad de capturar el detalle de la experiencia que permite revivirlo después, y se guarda y almacena en nuestras memorias. De hecho, los expertos en comunicación le asignan un nombre a este fenómeno: capitalización. Esta acción se refiere “a la capacidad de potenciar la influencia positiva que se genera al aferrarse a estos momentos compartiéndolos con otras personas”. Antes se imprimían las fotos, se guardaban en un álbum, para disfrutar el gozo vivido en el pasado; o bien, con ayuda de las cámaras de rollo, se tomaba una foto, y dicha toma era aceptada. Las cosas son ahora muy diferentes; tenemos celulares donde podemos tomar mil fotos en minutos. El problema es que, en ocasiones, debido al afán de capturar el recuerdo,  se nos va la oportunidad de vivir y disfrutar el momento. Igualmente, dentro de todas esas miles de fotos, solamente una o dos son las favoritas para publicar en nuestras redes. Esas se convierten en las elegidas que capturarán el recuerdo a través del tiempo.

Soy consciente de que vivimos en la era digital, y me reconozco en el hecho de tener un celular a la mano para tomar una foto de lo más cotidiano y publicarlo en mis redes sociales, pero es por esto que me pongo a reflexionar las siguientes preguntas: ¿por qué necesito que los demás sepan lo que estoy viviendo y lo que me sucede?, ¿esto tendrá  un límite, o nunca será suficiente?

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