La radio es necesaria para preservar la historia: Danyel Cantú
Por: Juan Pablo Sandoval Rosas y José Alfredo Mendoza
Aunque de enorme importancia, la pasión y la profesión a veces se encuentran divididas. Es un hecho que frustra a un buen número de personas. Sin embargo, esto no significa que elegir una profesión ajena a nuestra pasión convierta a la primera en un sitio indeseable, ni que la segunda acabará extinguiéndose solo porque no constituye nuestra fuente de ingresos principal.
Un personaje que, lejos de frustrarse, da ejemplo de un equilibrio entre pasión y profesión es Danyel Cantú, abogado egresado del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM) y, al mismo tiempo, músico y locutor que durante 18 años condujo Con Propiedad Intelectual en Radio Tec, programa dedicado a la poesía, música de todo el mundo y cultura en general. Sin duda, tal cantidad de tiempo en cabina sumada al tiempo que consume su profesión, llevaría a muchos a tirar la toalla. Cantú, sin embargo, decidió que su faceta como conductor de radio no se quedaría únicamente en dicha estación.
Además del programa mencionado, Danyel Cantú creó CoquetaMente para su transmisión en Radio UDEM. El programa, aunque dedicado a áreas similares a las mencionadas , dirige su atención principalmente hacia la cultura norestense: su música, sus autores y su historia. El proyecto lleva poco más de dos años en 90.5 FM pero, inconformes con limitar la información a sus intereses, decidimos entrevistar al conductor para entender al personaje entero: ¿cómo fue que un egresado de la Lic. en Derecho dedica horas enteras de su semana a temas que, en teoría, son tan distintos a su profesión? ¿Cómo fue que llegó a la radio para compatir con los escuchas su conocimiento y pasión por las artes y la historia?
Luego de haber superado los 100 episodios en Radio UDEM, es hora de profundizar en la historia de quien, hasta ahora, su audiencia solo conoce en el papel que exige la cabina de grabación.
¿Qué te inspiró a crear CoquetaMente?
Hace 20 años, en 2004, inicié mi carrera en la radio, aunque en ese momento estudiaba Derecho en el TEC de Monterrey. Durante un curso de Comunicación Oral, a pesar de ser abogado, participé en un concurso de oratoria y poesía, el cual me facilitó la expresión en público. Aunque no gané el concurso, mi maestra me sugirió grabar un piloto para radio, algo que inicialmente no me interesaba, ya que me veía a mí mismo como un abogado. Aun así, decidí grabarlo en la estación de la universidad, y eso trajo una carrera de 20 años en la radio, primero en el TEC (18 años) y luego en la UDEM (dos años).
Mi transición a Radio UDEM fue impulsada por mi admiración a su curaduría musical, que siempre ha sido un distintivo de la universidad. Además, sentía que Radio UDEM conectaba mejor con su comunidad en comparación con mi estación anterior, que había dejado de lado su enfoque respecto al apoyo comunitario. Tras varios meses de preparación, lancé el programa Coquetamente en Radio UDEM, proyecto que extiende mi carrera en radio cultural, siendo esto lo que ha durado más que cualquier otra cosa en mi vida. A lo largo de los años, he aprendido a adaptarme a los cambios, entre ellos los suscitados por la pandemia, que me obligó a aprender a editar mis propios contenidos y a crear un pódcast, algo que nunca imaginé hacer desde mi formación legal y musical.
Hoy en día, me siento feliz y orgulloso de pertenecer a Radio UDEM, no solo por su excelente contenido musical, sino también por su capacidad de conectar con la comunidad y ofrecer un espacio de esperanza en una cultura que a menudo resulta desalentadora.
¿Cómo se desarrolla tu proceso creativo para planear cada episodio de CoquetaMente?
Mi cabeza siempre está dando la vuelta a través de música, poesía y orgullo norestense. Así que simplemente proporciono las cosas que me han llamado la atención o le doy entrada a grupos. Música de aniversario, discos que están cumpliendo 10, 15, 20, 30, 40, 50 años; algún emblema de un poeta, alguna novedad que salió en el mundo de la música, que Nuevo León o Monterrey cumplen ciertos años de fundación… Ahí se va formando. El motor de la creatividad consiste en estar abierto a recibir lo que está dando la vuelta al mundo y a ponerlo en una estructura presentable para que sea atractivo a un programa de radio.
¿Cuáles son –o fueron– los desafíos al realizar el programa?
El desafío constante es tener tiempo para estructurar contenidos: construir un hilo conductor y que pueda justificarse en algo que está sucediendo. Si bien considero mi producción de carácter atemporal, no negaré que en los momentos de cambio de temporada, primavera, verano, otoño, invierno, navidad o Día de Muertos sí desarrolló algunos emblemas. El punto es darle frescura y conexión o ese toque de curiosidad.
¿Qué papel juega la poesía en tu vida y en el pódcast?
Siempre he tenido una sensibilidad por las artes. Estudié música desde muy niño y la desarrollé a nivel profesional. De hecho, una parte de mi trabajo diario es con la música. Siempre me he movido a través de esa sensibilidad, los textos bien pensados y bien desarrollados.
Mucha gente tiene la idea equivocada de que la poesía consiste en versos que rimen y que hagan sentir bonito a la chica que les gusta. Ese es un pedacito de la poesía, pero todo lo demás, lo que te hace pensar, conectar con la naturaleza, alabar a un ser más grande que tú, reconocer la salida del sol, la luna, lo que te hace sentir tus pies en la Tierra… Eso o las etapas, la vida, el progreso o voltear a ver la historia con nostalgia o la historia de mi pertenencia, de mi tierra y mis raíces; eso es lo que me mueve.
Típicamente escribo un poema para cada programa de CoquetaMente; presento a un poeta apoyándome en una semblanza de su vida y su obra, y luego acompaño la información con un pequeño poema suyo, junto al mío. Llevo 104 poemas escritos que, eventualmente, reuniré en un libro y en un audiolibro, porque lo que me interesa es explotar mi voz a través de la cadencia poética que le puedo dar, junto con la lectura de quien lo quiera leer.
¿Puedes dar más detalles sobre el proyecto de tu libro?
Tiene diferentes motes y capítulos, procesos que tienen que ver con mi vida y mi evolución. Creo que el único arrepentimiento de mi vida es haberme aceptado como artista tan tarde. Y digo tarde porque no sé cuánto voy a vivir. Lo que sí sé es que una buena parte de mi vida me conceptualizaba solo como un abogado que hacía cosas que estaban muy tachadas.
Nací a mediados de los 80 y, para los 90, yo ya tenía conciencia de que los músicos se morían de hambre; debía escoger otra cosa que me gustara y que se considerara válida en esta sociedad.
El derecho me apasiona en tanto que es una herramienta para ayudar a otros, pero no me llena como persona. Es simplemente algo que puedo hacer muy bien; mi cabeza entiende que puede ponerse al servicio de los demás. Pero me apasionan la poesía y la música. Siempre he tratado de vincular todas mis chivas en un mismo corral. El proyecto de libro tiene que ver con eso: aceptarme como artista, específicamente como poeta, y de qué forma he crecido en ello.
¿Cómo decides qué artistas o autores destacar en el pódcast?
Generalmente, se relaciona un impacto social y, más que decirte cómo los decido, la respuesta se encuentra en el impacto que generan en mí. Si lo hacen, valoro esa sensación y trato de proyectarla de vuelta, de conectarla con la sociedad a través de la radio. ¿Por qué? Porque mi criterio tiene cierto nivel de educación y cierta antigüedad, y obviamente la edad trae consigo variables que se vuelven difíciles de derribar. El agrado hacia ciertas cosas guarda relación con ayudar.
Creo que la gente, ahora mismo, no posee la capacidad de valorar la música como una corriente artística. Vivo de música que se puede conectar a través de un mensaje, que se relaciona con la poesía o con un mensaje a través de pasajes musicales que están pensados y bien hechos para hacer sentir a la persona.
¿Qué tan relevante es difundir y divulgar la cultura norestense?
De acuerdo con un dicho, quien no aprende de la historia está condenado a repetirla. Durante mi tiempo en la radio, conocí a Antonio Guerrero Aguilar, un cronista de Santa Catarina que ha realizado contribuciones importantes a la cultura de la región noreste, que incluye Nuevo León, Coahuila y partes de Tamaulipas.
Alguna vez, Coahuila y Nuevo León fueron un solo estado, y si sumamos la conexión con el mar a través de Tamaulipas, se tenía una combinación imparable de recursos y productividad. Santiago Vidaurri, personaje histórico, intentó unir estos territorios, mas no lo consiguió. Había bosque, semidesierto, salida al mar; toda la productividad de Nuevo León más el territorio de Coahuila; el acelere de Nuevo León y la tranquilidad del puerto. Sucede que Santiago Vidaurri tuvo la oportunidad de ver todo eso. Lo intentó y, aunque no le funcionó, ha inspirado a los cronistas a seguir moviéndose. Esa es otra de las cosas que quiero hacer al final de mi vida: ser cronista de algún municipio. Alguien que conoce y narra con pasión las historias que definen a un lugar. Es crucial mantener un diálogo constante sobre nuestras raíces, especialmente cuando nuestras tradiciones, como el Día de Muertos, se ven influenciadas por otras, como Halloween. Es importante conocer nuestros rituales y entender nuestra historia para saber hacia dónde vamos.
El riesgo que han traído la tecnología y las redes sociales es perder nuestra conexión con el pasado. Si solo dependemos de pantallas y aplicaciones para aprender, estamos en problemas. Es vital filtrar la información y no dejar que la inteligencia artificial haga todo por nosotros. Necesitamos programas de radio, pódcast y otros medios para compartir y preservar nuestra historia, porque los desafíos del pasado son similares a los de hoy. Aunque me parece genial el uso de la tecnología para comunicarnos, también considero que es esencial elaborar respuestas y acciones propias, y no a partir de máquinas. Quiero dejar un legado a través de crónicas, audiolibros o música para que nuestra historia no quede en manos de un robot.
¿Qué rol le das a la radio en la difusión y divulgación de la cultura norestense?
Es una respuesta compleja. Hay dos perspectivas: una bohemia, la otra realista. Desde la perspectiva bohemia, la radio es el mejor medio para transmitir cultura y conectar con temas personales. Sin embargo, la realidad actual es que la radio ya no es algo que la gente escuche en cualquier momento y lugar.
La radio ha tenido que adaptarse, y no todos lo hemos hecho al mismo ritmo. Ya no podemos esperar que la gente se detenga a escuchar un programa a una hora específica; no puedo contar con que las 8:30 sintonicen CoquetaMente. Ahora, solo quienes estén en el momento y lugar adecuados escucharán la radio. La evolución tiene que devenir en el formato de descarga bajo demanda.
Quienes trabajamos en radio debemos aceptar que ya no somos el único medio accesible, especialmente con la presencia de los celulares. La clave es estar disponibles en plataformas como Spotify. A través de la radio digital, podemos llegar a mucha más gente.
El desafío es convencer a personas ocupadas –como quienes van al gimnasio, caminan, hacen compras o trabajan como conductores– de que podemos ser parte de su día en cualquier momento. La radio FM tiene un encanto romántico y bohemio, pero no puede llegar a todas partes. Por eso, debemos usarla como un escaparate para luego difundir nuestro contenido a través del celular, que se ha vuelto indispensable.
En el marco del auge de las redes sociales y plataformas de streaming, ¿cómo imaginas el futuro de la radio?
Le veo futuro. No necesariamente como frecuencia modulada, más bien como amplitud modulada, pero no dejará de existir. Algunos románticos aún disfrutamos de escuchar el medio como tal y que coleccionamos radios para diferentes modelos, formatos, portabilidad, pilas, carga, etcétera.
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