UDEM potencia el talento literario de sus estudiantes retándolos a hacerle honor a grandes obras de arte
Por: Enrique Montoya y Samuel Pérez
Tener enfrente una obra de arte, de pintores tan reconocidos como Rufino Tamayo o Arturo Marty, e intentar crear a partir de ella una pieza literaria que busque hacerle honor a la pintura expuesta es tan desafiante como enriquecedora, aseguraron estudiantes de las carreras de Letras y Filosofía de la Universidad de Monterrey que participaron en una actividad de creación literaria inspirados en cuadros de reconocidos pintores.
La actividad, en la que se escribieron 14 cuentos, estuvo inspirada en la exposición Personajes: Entre la ficción y la realidad que se encuentra en las Galerías 1 y 2 del Centro Roberto Garza Sada de Arte, Arquitectura y Diseño (CRGS) de la Universidad de Monterrey (UDEM) y que reúne 13 pinturas de los artistas plásticos Alejandro Arango, Enrique Canales, Alfredo Castañeda, Claudio Fernández, Arturo Marty, Dulce María Nuñez, Arturo Rivera, Filemón Santiago, Rufino Tamayo y Nahúm Zenil.
En una tertulia que se realizó el lunes 3 de marzo en el mismo lugar de la exposición, los jóvenes escritores compartieron sus creaciones con sus compañeros y directivos de la Universidad en una muestra de los resultados que se lograron con esta sinergia entre el Centro de las Artes y la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad.
Elisa Téllez Martínez, directora del Centro de las Artes de la Universidad y una de las organizadoras de la actividad junto con la Decana de la Facultad de Educación y Humanidades, Emma del Pilar Palmer Cantón, dijo que esta clase de actividades buscan promover una conexión entre el arte visual y la literatura, permitiendo a los estudiantes explorar la creatividad desde diferentes ángulos.
“El ejercicio de vincular la literatura con el arte visual permite que los estudiantes entren en un proceso creativo donde no solo interpretan lo que está frente a ellos, sino que también pueden construir mundos alternativos y explorar diferentes dimensiones del ser humano: lo que está oculto, lo que está al borde de la realidad y la ficción, lo que parece ser y lo que podría ser. Al integrar las dos disciplinas, buscamos que los estudiantes comprendan que la literatura y el arte visual se pueden complementar e influirse mutuamente y ambas pueden transformar nuestra percepción del mundo”, señaló Téllez.
Christian Durán Solís, estudiante de cuarto semestre de la Licenciatura en Letras y quien escribió el cuento Reflejo petrificado basado en la obra homónima del pintor oaxaqueño Filemón Santiago, dijo que escribir inspirado en obras de pintores reconocidos fue un proceso enriquecedor.
“Fue desafiante tener en mente el objetivo de intentar con este cuento hacerle justicia a la propuesta que el autor tenía para su obra, es decir, no fue sencillo pensar que quizá para el autor su obra debía tener un rumbo distinto al que yo le di con mi cuento. Sin embargo, creo que eso es lo que hace especial estas actividades, la libertad de interpretación y, sobre todo, de expresión literaria”, afirmó el universitario.
Fragmento del cuento Reflejo petrificado, de Christian Durán Solís
“Sabía bien que no me quedaba nada más que las riquezas crecidas en este colorido pedazo de mundo. En esta tragedia insular.
También sabía que pintar por lo menos desaceleraba un poco aquel reloj y el paso del tiempo que me engullía lento entre sus fauces, sin un gramo de veleidosidad en su marchar. Sin hambre ni deseo de otorgarme un descanso y reiterando su inevitable recordatorio de que el cuadro seguía vacío …”.
Del cuento de Durán, Téllez dijo: “La forma en que interpreta la obra de manera profunda y se pone en la piel del protagonista, narrando desde una reflexión personal, me pareció especialmente intensa”.
Cecilia Benavente, estudiante de cuarto semestre de las licenciaturas en Letras y en Filosofía, se inspiró en el cuadro Cazador número 2 verde y Cazador número 1 rojo, del pintor nuevoleonés Arturo Marty, para crear su cuento La melodía está debajo de los árboles.
Para la joven escritora, esta fue una experiencia retadora y divertida pues la invitó a escribir y a cimentar nuevos relatos, que es una de las actividades que más disfruta, pero también se tuvo que enfrentar a la famosa «página en blanco».
Fragmento del cuento La melodía está debajo de los árboles, de Cecilia Benavente
“Con cuidado de no hacer mucho ruido, llega a un punto alto de la región. Es ahí que vislumbra unas manchas negras sobrevolar el área en círculos. Circundan un cuerpo: un cervato de cola blanca yace sobre la seca vegetación que no le va a su suave piel. Tal vez haría unas pocas horas que el animal hubiera muerto y los zopilotes no lo perdían de mira.
El cazador aprieta sus gruesos dedos alrededor de la culata del rifle. Malditos, piensa, no todo muerto es un banquete …”.
“(Con mi cuento) quise sugerir un paralelismo entre los cazadores y sus presas, así como también asomar una similitud entre los propios cazadores. Sin embargo, dotarlos de motivaciones, miedos e historia fue parte de un proceso muy curioso en el que la obra de Arturo Marty y mi propio estilo creativo se encontraron. En dicha convergencia surgió un nuevo texto que busca darle vida al escenario y a los personajes retratados por el artista”, explicó la alumna.
“Este cuento me atrapó por la manera en que describió el ambiente, la atmósfera, por lo que me sentí como si estuviera viviendo el momento”, expresó, por su parte, Téllez.
Sin embargo, de los 14 cuentos participantes, la directora del Centro de las Artes no se atrevió a señalar uno solo como su favorito. “Cada estudiante logró imprimir su propio estilo y capturar la esencia de los protagonistas, transmitiéndola de manera única a través de sus relatos. Es difícil elegir solo uno, ya que cada cuento presentaba elementos atractivos que, al ser contados, lograron transmitir emociones y conectar con los asistentes”.
Cada historia, agregó Téllez, mostró una perspectiva personal e individual, lo que evidencia la capacidad de los estudiantes para conectar emocional y creativamente con el arte visual.
Vendrán nuevos proyectos creativos
Kurt Lester Benze, profesor de la Facultad de Educación y Humanidades de la Universidad de Monterrey y quien imparte el curso de Taller de creación literaria: Cuento, fue quien orientó a los alumnos en la escritura de sus obras, estableció los lineamientos, les brindó retroalimentación y orientó la discusión grupal durante la elaboración de los textos.
“Fue un ejercicio muy bello e interesante que resaltó la relación entre imagen y escritura. Múltiples narraciones pueden desprenderse de una sola imagen, de la misma manera que múltiples imágenes pueden desprenderse de una narración. Hay muchas maneras en que, a lo largo de la historia, las artes visuales y la literatura se han hermanado. Con este proyecto se buscó enfatizar esta relación natural e intrínseca”, dijo Benze.
“La escritura creativa es una muy profunda forma de autorreflexión y autoexploración, y con cada texto que escriben, los alumnos no solo mejoran sus habilidades técnicas, sino que se conocen mejor a sí mismos y a sus compañeros”, agregó Benze.
Durán Solís aseguró que esta actividad le brindó a los alumnos una experiencia cultural muy interesante. “El convivir con la literatura y la pintura ha sido un choque artístico que nos hace entender por qué estas disciplinas son tan importantes y por qué es crucial agradecer a las personas que mantienen vivas estas experiencias y dedican tanto tiempo y trabajo a los eventos culturales, ya que siempre deberíamos hacer un espacio en nuestro día a día para el desarrollo cultural y la apreciación artística”.
Benavente también agradeció esta actividad. “Nos aporta una nueva perspectiva, al sacarnos de nuestra zona de confort. Nos impulsa a explorar, a atrevernos con cosas nuevas y conocer nuevos contextos. Por eso hallo sumamente enriquecedor sumergirnos en las obras de otros artistas y crear historias a partir de ellas. Si bien los estudiantes de Humanidades suelen ser sensibles al arte, considero que nos es un soplo de aire fresco ahondar más en la bella convivencia entre ambas áreas”.
La estudiante de Letras recomendó impulsar más eventos que le apuesten a la multidisciplinariedad. “Es evidente que el diálogo entre Humanidades y Artes es interminable y está en constante movimiento, pero más allá incluso buscaría intersecciones entre otras áreas como las ingenierías, medicina, política y diseño, pues todas tienen algo por decir”.
Durán coincidió en lo positivo que resultaría involucrar a estudiantes de otras carreras en estas actividades culturales y creativas, y dijo que estos eventos ayudan a que los alumnos puedan explorar sus talentos y descubrir nuevas capacidades, además de contribuir a que el arte en la Universidad crezca junto con los estudiantes, por lo que pidió que se sigan organizando esta clase de actividades.
Téllez, por su parte, dijo que estas actividades continuarán realizándose en el futuro. “La calidad de las narrativas refleja el impacto positivo de este tipo de actividades en el fortalecimiento de las habilidades expresivas, así como en el fomento de una apreciación más profunda del arte. Además, esta actividad marca el comienzo de futuras colaboraciones, ya que los estudiantes mostraron un gran interés, algo que es claramente visible en los resultados obtenidos”.
Benze, quien resaltó de esta actividad creativa la manera en que cada alumno reflejó su propio estilo, asociaciones, intereses e inclinaciones en su texto, aseguró que esta sinergia entre la Escuela de Arte y Diseño y la Facultad de Educación y Humanidades marcó el inicio de muchos proyectos que harán que esta colaboración sea cada vez más cercana, profunda y creativa.
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