
Los juegos del hambre: el espejo del mundo con el que se enfrentan los adolescentes desde la ficción
Por: Alexa Mohamar y María Daniela Nuñez
Con cinco libros (una trilogía inicial y dos precuelas), la historia de Los juegos del hambre (The Hunger Games) expone un mundo en el que los adolescentes se enfrentan a la realidad que implica dejar atrás la niñez para tomar el camino hacia la adultez, una transición que los obliga a autodescubrirse y a comenzar a cuestionar la sociedad en la que se encuentran inmersos, dice Kurt Lester Benze, profesor de escritura creativa en la Universidad de Monterrey.
En Los juegos del hambre, la autora estadounidense Suzanne Collins crea un universo en el que existe un país, llamado Panem, ubicado en América del Norte y compuesto por una ciudad capital, llamada el Capitolio, y 13 distritos con distinto nivel económico y niveles de pobreza. El gobierno de Panem es una dictadura que gobierna a todos los distritos de manera injusta, opresiva y cruel.
A raíz de una rebelión que se dio contra el gobierno y en la que desapareció el distrito 13, el régimen del Capitolio instauró como castigo Los juegos del hambre, una competencia anual televisada en la que 24 adolescentes (dos por distrito, un chico y una chica), entre los 12 y los 18 años, son obligados a participar. Los chicos, llamados «tributos», deben luchar entre sí, a muerte, hasta que solo uno de ellos resulte vencedor.
Cuando los adolescentes son seleccionados por sorteo y saben que tendrán que participar en los Juegos, se les arranca de su comunidad para obligarlos a morir en un estadio al aire libre para entretenimiento del país y, especialmente del Capitolio, en donde viven los más ricos y poderosos.
«Esta es una obra que resuena muy fuerte con las necesidades propias de la adolescencia, una etapa en la que los chicos se enfrentan a un conflicto entre descubrir su identidad y caer en la confusión de roles«, afirma el catedrático.
El adolescente, dice Benze, intenta deshacerse completamente de la visión inocente, pura y anticipada del mundo que se le presentó en la infancia y trata de encontrar su lugar en el mundo, pero puede llegar a sentirse confundido, lo cual dificultará la construcción de su identidad.
«Entonces, ante tantas inseguridades, el adolescente puede llegar a sentirse atraído por identificarse con los valores colectivos. Por ejemplo, cuando un chico decide unirse al Ejército, no porque le guste, sino porque simplemente recibe órdenes y siente que está trabajando para algo más grande que él. Éste es un caso de pérdida de identidad en lo colectivo y las novelas de Los juegos del hambre presentan este conflicto de manera muy clara y cruda», explica Benze.
«Los juegos del hambre nos presenta un mundo autoritario, donde cada persona tiene un rol asignado en la sociedad, es decir, todos son engranajes de una misma máquina y no te puedes salir de ese rol. Y esto es justamente parte del riesgo de perder la identidad en lo colectivo», agrega.
En el primer libro de la serie, The Hunger Games, que fue lanzado el 14 de septiembre de 2008, Katniss Everdeen, la protagonista adolescente de 16 años, se ofrece a participar en los Juegos a cambio de su hermana menor de 12 años que había resultado elegida por sorteo. De su distrito, que es el número 12, también va Peeta Mellark, un chico que había sido compañero de clases de Katniss. Una vez que comienzan los Juegos número 74, los dos chicos deben atravesar por múltiples pruebas, evadir la muerte muchas veces e idear estrategias de supervivencia, además de ser objeto del capricho de los organizadores de los Juegos, que cambian las reglas a su voluntad y conveniencia.

«En la base de las cinco novelas de la saga se encuentra una temática profundamente relevante para los adolescentes: la lucha por encontrar la identidad en un mundo lleno de presiones externas que lo que hace es empujar a los jóvenes a cuestionar los valores colectivos, a cuestionar si las estructuras sociales en las que viven son las correctas, a tratar de encontrar su propio lugar dentro de la sociedad», dice Benze.
Los regímenes políticos opresores, la situación de pobreza, la propaganda política y el control económico e ideológico que retratan Los juegos del hambre también son un reflejo de las problemáticas que vive el mundo real.
«Panem nos muestra, al igual que Un mundo feliz, del escritor británico Aldous Huxley, y 1984, de George Orwell, una advertencia de lo que puede llegar a suceder. Lo que todas estas obras reflejan es una tendencia mayor al autoritarismo, una degradación de la democracia, en varias partes del mundo, que se ha acelerado desde la crisis de 2008″, afirma Benze.
La saga de Suzanne Collins está compuesta por una trilogía inicial: Los juegos del hambre, En llamas (Catching Fire) y Sinsajo (Mockingjay); y dos precuelas: Balada de pájaros cantores y serpientes (The Ballad of Songbirds and Snakes) y Amanecer en la cosecha (Sunrise on the Reaping). Todos con millones de copias vendidas.
El último de ellos, Sunrise on the Reaping, salió al mercado el pasado 18 de marzo y en su primera semana alcanzó más de 1.5 millones de copias vendidas, convirtiéndose en el lanzamiento más exitoso de la serie hasta la fecha. El estreno de la película de este último libro está previsto para el 20 de noviembre de 2026.
Amanecer en la cosecha hace referencia al día en que se escogen a los adolescentes que van a los Juegos. Se llama «Día de cosecha». En esta precuela se narran los 50 Juegos del hambre y cuenta la historia de Haymitch Abernathy, un adolescente del empobrecido distrito 12 que lucha por ganar la competencia. El libro invita a los lectores a reflexionar sobre los sistemas políticos opresivos y las personas que se oponen a ellos.
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