Una verdadera amistad es aquella que a pesar de tomar caminos opuestos, siempre encuentran la forma de reencontrarse…
Fue el caso de Yareth Martínez Jiménez e Iris Giovanna Masante Muñiz, quienes desde la preparatoria crearon una amistad fiel y como los buenos vinos, mientras más tiempo pasaban juntas, más era la unión y afinidad entre las dos.
Llegó el momento de elegir una carrera y fue ahí cuando Yareth e Iris tomaron rumbos distintos, una eligió Estudios Internacionales y la otra optó por Finanzas Internacionales.
El hecho de escoger tales profesiones no fue impedimento para que su amistad se disipara, al contrario, se reforzó.
En cuarto semestre Iris tenía planeado irse de intercambio a Francia y Yareth a España; el deseo compartir nuevas aventuras y descubrirse a si mismas a través de la amistad, motivó a Yareth a cambiar de opinión para unirse a Iris, quien la invitó a la travesía en el país galo, específicamente en Lille, en la Universidad de IÉSEG – Ecole de Commerce Post bac à Lille et Paris
Para agosto de 2015, juntas iniciaron el viaje que las llevaría a conocer nuevas facetas de su persona y de su misma amistad, pasaron de tener tardes en la UDEM a aprender cómo comprar la despensa, cocinar al estilo francés e incluso a dormir bajo el mismo techo.
En el cuarto piso del edificio ubicado en la Rue du Maire André, esquina con Rue Léon Gambetta, ocurrían las aventuras e infortunios que Iris y Yareth ahora recuerdan con nostalgia; una simple cena se convertía en un osadía debido a la inexperiencia de ambas para guisar.
“El vivir el día a día juntas, era muy divertido, nos gritábamos de cuarto a cuarto de que tengo hambre hazme de comer… Yareth era la que cocinaba (entre risas) yo limpiaba bastante, eso fue los primeros días”, explicó Iris.
El paso del tiempo dentro del mismo hogar provocó un grado de confianza muy grande, disfrutaban tanto de compartir su tiempo, incluso cuando ocurrían infortunios.
“El lugar donde nos hospedamos era cómodo porque estaba cerca de los bares y de todos los pubs e incluso de la escuela, pero también vivíamos con miedo porque nos tocó que un ratón saliera, supimos de dónde salió y tapamos el agujero e incluso pusimos trampas, fue lo pero que nos tocó”.
Yareth relata que asistencia a la escuela era mínima debido a que inscribieron materias intensivas, que duraban poco tiempo, por lo que recibieron muchas vacaciones las cuales aprovecharon para descansar y salir… “pasábamos tiempo en la casa dormidas, nos arreglábamos, íbamos de compras, al súper, y si una salía en la noche regresaba y le contaba todo a la otra”, enfatizó.
Uno de los sucesos que sin lugar a dudas tuvo gran impacto en el intercambio de estas dos chicas se llevó a cabo en las afueras de su departamento, ya que en las fiestas y en la convivencia diaria con los franceses fue en donde experimentaron el choque cultural.
En ese choque cultural las condujo a convivir, entre esos encuentros el amor tocó a las puertas de sus corazones.
Marc y Thomas son quienes supieron descifrar el lenguaje del amor para conquistar los suspiros de las regiomontanas.
La odisea de estas dos chicas pasó desde acostumbrar a verse las caras todas las mañanas al despertar, soportar los mismos desvelos, tolerar la cercanía de los atentados terroristas en París para darse cuenta que el amor puede ante cualquier adversidad. Incluso la de llevar a cabo una relación a distancia, la cual ambas continúan con sus parejas y tienen un futuro prometedor.