La primera sede en Latinoamérica en recibir la obra de Tomoaki Suzuki, escultor hiperrealista japonés, fue el Centro Roberto Garza Sada (CRGS) de la Universidad de Monterrey (UDEM).
El tiempo de realización de cada escultura es de tres a cuatro meses; todo comienza con la búsqueda de la persona basándose en características especiales, ya sea en el porte, la actitud o la manera de vestir, las invita a su estudio en Londres en dónde fotografía cada ángulo de su cuerpo y saca moldes de sus manos en yeso para definir la proporcionalidad del tamaño de la pieza.
Suzuki dedica alrededor de 30 horas en su estudio observando los detalles de las personas en las fotografías para traducirlas en dibujos antes de transformar el bloque de madera en una pieza única.
Todas las esculturas, las cuales llevan el nombre de la persona en la que fue basada, están puestas en un mismo espacio pero nunca cruzan miradas ya que el mensaje que quiere transmitir es la escasa interacción entre las personas hoy en día.
“Ustedes están acostumbrados a esculturas gigantes y puede que su escultura sea pequeña pero aun así hace que te agaches para verla, un concepto completamente distinto al que realiza Jeff Koons, escultor estadounidense.”
La exposición estará en el Centro Roberto Garza Sada hasta el 15 de septiembre, posteriormente viajará a la Ciudad de México donde se expondrá en el Museo de Arte de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público entre octubre y diciembre.