La estudiante de Licenciatura en Letras (LLE), Priscila Palomares, trajo “Champú” su primera y muy reciente novela a la Universidad de Monterrey en una presentación el pasado 25 de abril en el auditorio dos, acompañada por Carolina Marcos y Nínive Vargas, amigas y compañeras de carrera, además del Dr. Manuel Tapia Becerra.
“Champú” narra la historia de dos mujeres, Fabiola y Teté, con un pasado desconcertante, contextos muy distintos que llevan al lector de la mano por las calles de Monterrey, sus peligros, tragedias y su violencia, y configuran un universo femenino en el que los personajes principales están estrechamente unidos por la maternidad que es uno de los temas principales de la novela, también explora la prostitución, el destino y las problemáticas comunes de una mujer en Monterrey, pues como lo señaló Carolina Marcos, se habla del ser humano.
En cuanto a su estructura narrativa, el trabajo de Priscila Palomares se caracteriza por el uso de imagería sensorial visual y auditiva que vuelven el ambiente ficcionalizado una realidad, así como el uso de microexpresiones y la descripción de un lenguaje corporal en sus personajes le dan verosimilitud al momento de contar las historias de mujeres regiomontanas.
Tapia afirma que la temática de “Champú” expone al lector a una realidad incómoda la realidad regiomontana que nos remite a la mortalidad y los muertos que exigen no ser negados, por lo que la narrativa de Palomares nos devuelve a maestros de la Literatura mexicana, como lo son Juan Rulfo y Cristina Rivera Garza.
A pesar de que los personajes de Champú parecen ser marginados y ajenos al lector por ser sexoservidoras o teiboleras, es posible que la audiencia se identifique en sus experiencias, por lo que es una novela que “puede ser leída por cualquiera” sin importar su experiencia como lector, como dijo Carolina Marcos.
Finalizando la presentación para proceder a una firma de libros con suficientes asistente, Nínive Vargas invitó al público a acercarse a la literatura amateur, dejando de lado los prejuicios y los textos que generalmente resultan inexpertos, aclarando que “el problema no es la edad, es el autor” y describió a Priscila Palomares como una excepción, ya que logra narrar un contexto cruda sin emitir ningún juicio sobre esta, simplemente plasmar la realidad regiomontana.