La última etapa de producción de David Alfaro Siqueiros se caracterizó por integrar distintas disciplinas artísticas para la producción de obras, indicó Natalia de la Rosa, historiadora y curadora de arte, en la charla La Tallera, pedagogía experimental, producción colectiva, industria y la resistencia del muralismo.
En el marco de la exposición Siqueiros: La marcha de la humanidad, disponible en las galerías 1 y 2 del Centro Roberto Garza Sada, la historiadora destacó la influencia de Alfaro Siqueiros en el muralismo mexicano y su relación con la industrialización de procesos artísticos en el espacio que se conoció como La Tallera.
“Esta condición de auge y los muralistas como intocables es más retórica que realidad; se permitía esta experimentación bastante radical pero a la par estas condiciones de trabajo bastante controladas”, señaló De la Rosa.
Debido a la experimentación y pasión de Siqueiros con el muralismo y el vínculo entre el arte, técnica, ciencia y tecnología, logró crear el Polyforum a petición del empresario Manuel Suárez Suárez, al hacer de este espacio artístico, social y político un lugar de renombre por su arquitectura y que se considera la “Capilla Siqueiros”.
“Cuando por fin Siqueiros, a través de la iniciativa privada, logra tener su propia capilla casi al final de su vida, va a llegar a esa culminación, no nada más simbólica de lo que significa estar en una capilla sino también pictórica”, afirmó la historiadora.
La trayectoria artística de Siqueiros se caracterizó por la constante búsqueda de construir otras formas de visualidad que afecten el acontecer social, económico y político de México, pero su error fue no ser crítico ante las condiciones que estas técnicas requerían para mantener la cualidad disruptiva.
“El muralismo como otras formas artísticas, al estudiarlas surgen estas formas de reflexión crítica que a todos nos pueden ayudar a entender más el pasado y el presente pero, también qué alternativas y formas de colectivización de acción política puede haber”, compartió la curadora respecto a la función social.
De la Rosa invitó a los asistentes a, más allá de ser parte del sistema, mantener una actitud crítica y de reflexión, apertura ante el debate y el diálogo y promover la intervención institucional ante la compleja relación entre el arte, política, mercado y capital, que sufre la escena artística actual no sólo en México sino en todo Latinoamérica.