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Estudios preliminares muestran que el trasplante de microbiota podría ayudar al cuerpo a funcionar mejor durante el ejercicio. Foto: Pexels

Refuerzo de la microbiota: ¿hasta dónde puede ser considerado dopaje?


Por: Daniela Regil y Andrea Zárate

En los últimos tiempos, en el deporte de élite se ha comenzado a hablar de un tipo de dopaje según el cual algunos deportistas se estarían administrando cápsulas que contienen microorganismos seleccionados a partir de heces humanas que tienen la capacidad de mejorar la microbiota, considerada vital para el mejor rendimiento del cuerpo humano. Este proceso ha generado un debate de si métodos como estos son o no una forma más de dopaje, algo que está prohibido en el mundo deportivo.

Hoy, 19 de mayo de 2025, que se celebra por primera vez el Día Mundial del Juego Limpio, una fecha dedicada a impulsar los deportes practicados con espíritu de amistad, solidaridad, tolerancia, inclusión y no discriminación, así como promover el movimiento antidopaje en el ámbito deportivo, una experta analiza si el llamado “dopaje fecal” afecta realmente al deporte actual.

Laura Esther Tijerina Rodríguez, doctora en microbiología y profesora de la Escuela de Medicina de la Universidad de Monterrey, explica que, dentro del entorno médico, el trasplante de heces es un tratamiento que se utiliza en pacientes con infecciones por disbiosis, es decir, cuando hay una alteración y disminución de los microorganismos del intestino, lo cual puede afectar la salud de las personas.

“El término de ‘dopaje fecal’ se deriva de una técnica utilizada como tratamiento de algunas infecciones y enfermedades metabólicas. Hace un par de décadas se llamaba trasplante de materia fecal, y más recientemente, trasplante de microbiota fecal”, detalla Tijerina.

Según la especialista, esta técnica ha captado la atención en el mundo del deporte principalmente como un tratamiento de rescate, pues gracias a diversos estudios se ha podido observar que el trasplante de microbiota fecal trae resultados positivos en cuanto al metabolismo energético.

Algunas bacterias intestinales, como las del género Veillonella, pueden ayudar a los atletas a mejorar su rendimiento. Durante el ejercicio, el cuerpo produce lactato y estas bacterias lo transforman en una sustancia llamada propionato, la cual ayuda a recuperar energía y a producir más ATP, fuente principal de energía de las células. De esta manera, explica la doctora, el cuerpo puede funcionar de manera más eficiente durante el ejercicio.

“A una mayor producción de ATP, hay una mejora del metabolismo energético de los atletas”, afirma Tijerina.

Otro enfoque interesante, dice la doctora, es la comunicación que tienen los microorganismos intestinales con el cerebro. Se aumenta la producción de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina que permiten mejorar el estado de ánimo, logrando que el paciente se sienta más motivado y tenga un mejor control de la ansiedad o el estrés.

¿Cómo funciona?

La doctora Tijerina menciona que el trasplante de microbiota fecal es similar al trasplante de cualquier otro órgano. En él, el donador pasa primero por un proceso de verificación en el que debe cumplir con una lista de criterios, tales como: no ser portador de microorganismos potencialmente dañinos para la salud del paciente receptor y no haber usado recientemente medicamentos. Además, se recomienda que el donador tenga una relación cercana con el paciente, es decir, que sea algún familiar o la pareja, ya que llevan una dieta similar a quien recibirá la muestra.

Después se debe realizar un monitoreo de la salud del donante, por medio de análisis de sangre y de heces para descartar virus (como VIH, hepatitis A,B o C o sífilis) y bacterias u hongos que puedan resultar dañinas. Por último, se realiza una evaluación clínica que ayude a verificar que el donador no tenga antecedentes de enfermedades crónicas como Alzheimer u obesidad, alergias alimentarias o algún problema digestivo que pueda transferirse en el procedimiento.

Al finalizar este proceso de selección, el donante aporta una muestra de sus heces, no mayor a seis horas de la obtención, que se trata con una solución salina estéril y se mezcla en una licuadora especializada para eliminar todos los residuos sólidos que pueda contener la muestra. Este proceso da como resultado una solución líquida con bacterias y metabolitos que es aquella que se administrará al paciente receptor.

Para la transferencia de la solución al paciente, existen varias vías de administración, como la oral, en donde el paciente ingiere cápsulas entéricas congeladas; la nasogástrica, en donde el paciente recibe la solución por medio de una sonda nasoduodenal; y la rectal. Además, dice la doctora, es necesario que el paciente no haya tomado antibióticos previamente y esté libre de problemas intestinales o inmunológicos.

Al haber transferido la microbiota fecal, el paciente debe tener cierto tipo de cuidados para asegurar que el tratamiento sea óptimo, como un constante monitoreo y una dieta específica que permita aprovechar los beneficios de este proceso.

“Se le van a estar realizando pruebas inmunológicas para garantizar que no haya marcadores inflamatorios, al igual que pruebas de sangre y análisis de heces para descartar que se le haya transferido algún microorganismo que no haya sido detectado inicialmente. Además, debe tener una dieta controlada y rica en fibra para poder obtener energía extra. Y debe evitar los antibióticos, ya que su uso eliminaría todas las bacterias que adquirió o evitaría que éstas se adhieran”, explica Tijerina.

Debido a todas las precauciones y estudios que deben realizarse para asegurar la salud del paciente, este tratamiento tiene una duración aproximada de seis a ocho meses y no se recomienda en niños ni adultos mayores.

Avances en el ámbito deportivo

Un reciente estudio hecho por investigadores de la Universidad de Rennes, en Francia, demostró que el trasplante de microbiota fecal de atletas de élite a ratones optimizan funciones metabólicas, entre ellas, una mayor sensibilidad a la insulina y un aumento en las reservas de glucógeno o energía muscular. Esto, en parte, porque la microbiota de atletas y ciclistas de alto rendimiento es diferente a la de personas que no practican deportes a ese nivel.

“Los resultados, tanto en humanos como en modelos de ratones, han sido positivos, con un efecto beneficioso en el sistema inmune, en el metabolismo y en el rendimiento físico”, afirma Tijerina.

A pesar de todo esto, la doctora recalca que este procedimiento no está accesible para deportistas, pues se necesitan más estudios científicos que los avalen. Lo único que existe, hasta ahora, son trasplantes de microbiota de atletas a ratones, lo cual, de manera estadística, no tiene mucho peso, afirma.

“Actualmente, este procedimiento está aprobado por la FDA (Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos) solo para el tratamiento de infecciones por la bacteria Clostridium difficile y para el síndrome de colon irritable. El resto de los enfoques que se le han dado están únicamente en vías de investigación muy controladas. Entonces, realmente, el acceso a este tipo de tratamiento, para deportistas, todavía no está disponible”, aclara Tijerina.

De igual manera, considera que denominarlo como “Dopaje fecal” es incorrecto y dice que usarlo no representaría una ventaja, equivalente al dopaje, sobre otros competidores, ya que puede compararse con el uso de suplementos alimenticios u otros productos que tienen el mismo resultado: repoblar la microbiota intestinal.

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