IA y estudiantes en la era digital: ¿de herramienta a dependencia?


Constanza Garza
Por: Constanza Garza

Todos sabemos que la inteligencia artificial evoluciona cada día y, de cierta forma, transforma nuestras vidas al mismo ritmo. Tenemos más de 13 mil herramientas de Inteligencia Artificial. Pero el día de hoy vamos a tocar este tema desde otra perspectiva: ¿qué sucede cuando ‘Chat-GPT’ deja de ser una herramienta y nos volvemos dependientes al uso de este? ¿De qué manera influye que esta herramienta sustituya el desarrollo de nuestras habilidades mentales y la nuestra capacidad de generar un pensamiento personal y crítico?

El informe del Digital Education Council Global AI Student Survey 2024 revela un dato inquietante: el 55% de los estudiantes universitarios temen que la dependencia excesiva de la IA desvalorice su experiencia educativa y afecte negativamente su rendimiento académico. Esta percepción no es inválida; estudios actuales indican que el abuso de la IA está poniendo en peligro las bases esenciales del aprendizaje.

El estudio cuantitativo “Consecuencias de la Dependencia de la Inteligencia Artificial en Habilidades Críticas y Aprendizaje Autónomo en los Estudiantes”, realizado por Ciencia Latina Educación, analizó el uso excesivo de la inteligencia artificial de los estudiantes y lo más destacado de la revelación fue que el 66.2% de los docentes encuestados piensa que se deterioran las habilidades del estudiante críticamente. 

Lo anterior sugiere que nos estamos atados a la IA. Poco a poco, nos parece más difícil solucionar problemas sin su ayuda. Además, el 58.5% de los encuestados señala que los estudiantes con alta dependencia de la IA muestran un compromiso mínimo o nulo con su aprendizaje, lo que revela que la IA no solo estaría reemplazando el esfuerzo académico, sino también debilitando la voluntad de participar activamente en su propio proceso de aprendizaje.

Esta situación, sin embargo, nos remarca el hecho de que la IA si es una herramienta muy valiosa, pero usarla sin medida termina siendo contraproducente ya que nosotros mismos no podemos marcar la línea y razonar por nuestra cuenta. 

Tras conversar con mis compañeros universitarios, he llegado a una conclusión alarmante; una que me avergüenza y me asusta. Me he dado cuenta de que todos, en mayor o menor medida, nos encontramos en un punto crítico respecto al uso de la IA. Aunque algunos afirman utilizarla como recurso complementario, lo cierto es que la mayoría de nosotros sufrimos de una dependencia preocupante a herramientas como Chat-GPT. Hacemos bromas acerca de cómo la gente solía arreglárselas antes –cuando no existía la IA– o cómo podríamos sobrevivir nosotros sin ella. Incluso bromeamos sobre la imposibilidad de realizar tareas de investigación o reflexión sin su ayuda.

Al investigar sobre el tema, me encontré con una expresión que me llamó la atención: “La IA pueden ser tanto un amigo como un enemigo”. En otras palabras, la ayuda que nos puede brindar es innegable, pero utilizarla como sustituto de nuestro propio pensamiento resulta contraproducente a largo plazo, porque en realidad no estamos llenándonos de conocimiento, solo cumplimos con tareas y perfeccionamos las prompts (indicaciones) que le escribimos a ChatGPT para que realice nuestras tareas de la manera “más humana posible”. Lo que realmente nos hace aprender es enfrentarnos con situaciones complejas que batallamos para resolver, pues esto es lo que fortalece nuestras conexiones neuronales. 

Bueno, después de haberlos asustado un poco, o cuando menos de hacer que reflexionaran sobre este tema, la verdadera pregunta yace es la siguiente: ¿cómo encontramos el equilibrio?

La reflexión final del estudio cuantitativo “Consecuencias de la Dependencia de la Inteligencia Artificial en Habilidades Críticas y Aprendizaje Autónomo en los Estudiantes”, realizado por Ciencia Latina Educación es que la clave se encuentra en tener voluntad y en forzarnos a hacer las cosas por nosotros mismos. Para utilizar las Inteligencias Artificiales como herramientas, nosotros debemos generar las ideas y soluciones, y usar la IA para refinarlas. Debemos tratar de que el desarrollo de los trabajos sea producto de nuestro propio razonamiento, pues aunque el camino sea más fácil, si Chat GPT nos hace las tareas, al final, ¿qué aprendemos realmente? ¿Estamos generando conocimientos, o solo consumimos respuestas?

En resumidas cuentas, la IA puede ser una aliada poderosa, pero solo si aprendemos a controlar nuestro propio aprendizaje. Como toda herramienta, su valor dependerá de cómo se utilice. La pregunta no es si debemos usar IA en educación, sino cómo podemos hacerlo sin que nos robe lo más valioso que tenemos: nuestra capacidad de pensar.

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