El consumo excesivo de agua le exige una producción inalcanzable al sistema de agua de Nuevo
León
Por: Guillermo Savloff, estudiante de Periodismo Multimedia
Desde 2020 Monterrey ha enfrentado la sequía más grande que ha tenido en 25 años. La
desesperación de la gente ha llegado al punto en el que deben cargar cubetas y baldes
desde sus casas hasta las cuencas casi vacías del estado para surtirse de un poco del
agua que queda en ellas.
En las colonias más alejadas del sistema de presas y pozos no
recibe ni una sola gota de agua en ningún momento del día y dependen de las pipas
proporcionadas por el Gobierno. Las fuerzas de seguridad de Nuevo León comenzaron a
patrullar las presas para prevenir el robo del agua.
Ante esta situación, la Comisión Nacional de Agua anunció las medidas de emergencia
que son la redirección de aguas agrícolas e industriales para garantizar un suministro
aunque sea mínimo para las zonas residenciales. También se implementarán horarios de
abastecimiento para el uso de este recurso dependiendo la zona metropolitana.
¿Por qué pasó esto?
Normalmente se tiende a señalar la situación climática que vive la metropolitana del
norte como la causante del desabasto de agua, debido a que dichas temperaturas
reducían las posibilidades de lluvia que brindaban el apoyo a las represas haciendo que
estas no pudieran recuperar el agua perdida, es precisamente esto último lo que no se
menciona lo suficiente.
La alta demanda por este recurso ha llegado a un punto insostenible: el sistema de agua,
desde las presas hasta las tuberías colapsó. Por más de 22 años se manejó un suministro
continuo de 24 horas para el uso del agua lo cual incluso causó un uso incorrecto y
excesivo en los ciudadanos de la región. Se manejaban 16 mil litros por segundo en los
picos más altos, números que el sistema no está capacitado para manejar.
Santos Sáenz Delgado, maestro de la Universidad de Monterrey, indica que “como
tenemos agua 24 horas no nos preocupa ser eficientes. Teníamos un exceso de agua que
nos llevó a malos hábitos y una solución sería corregir esos malos hábitos y caer en la
conciencia de que un sistema bueno y eficiente no precisamente es un sistema que te
pueda dar agua las 24 horas al día”.
¿Qué se puede hacer?
Las alternativas para Nuevo León varían desde la implementación de válvulas que
controlan el suministro del agua para medir las cantidades que se utilizan por residencia;
hasta la llegada del acueducto, un proceso tardado que podría tomar más de año además
de que crecerá la demanda en el cuchillo, que es de donde se exportará el agua.
Sáenz comenta que una solución es manejar el tema del consumo de las personas. “Si
las personas se pudieran adaptar a las capacidades de producción y distribución que
maneja el sistema, la solución haría efecto en cuestión de días”.
Con esto se podría solucionar a corto plazo la situación, y también ayudará a evitar que
la sequía vuelva en los próximos años. Todavía se tiene que lidiar con las fugas de agua,
que representan hoy en día el 30 % de la pérdida del agua.
Tomar ejemplos de otros
lugares como Acapulco donde se implementó el uso de tinacos y cisternas en las cuales
los ciudadanos reciben un suministro semanal, lo guardan y lo administran para que sea
utilizada durante la semana. Esto les hace crear más conciencia de su uso del suministro
y se limita el exceso.