
UDEM entrena a sus futuros médicos en cómo informar las malas noticias a los pacientes
Por: Enrique Montoya y Samuel Pérez
Dar una mala noticia médica nunca será fácil, pero un familiar siempre agradecerá la empatía y compasión con la que se le informe sobre las condiciones de salud del paciente, afirmó Zamira Rosales Stevenson, estudiante de sexto semestre en la Escuela de Medicina de la Universidad de Monterrey.
Zamira forma parte de una nueva generación de estudiantes que son entrenados para aplicar correctamente el protocolo que se usa para comunicar a los pacientes y familiares las malas noticias relacionadas con condiciones médicas de las personas.
Esta iniciativa de fortalecer la educación práctica de los futuros médicos nació a partir de una propuesta de la directora de Programas Educativos y profesora investigadora en la Escuela de Medicina de la Universidad de Monterrey Azucena Maribel Rodríguez González, a raíz de una experiencia que vivió y que la llevó a realizar investigaciones sobre el tema y a plantear la necesidad de implementar simulaciones y adiestramiento desde la Universidad para mejorar este tipo de comunicación.
“En una ocasión, al preguntar por la salud de un familiar, un estudiante de medicina, que formaba parte del grupo médico que me informaría sobre la situación del paciente, simplemente no pudo mirarme a los ojos, prefirió no contestar, se dio la media vuelta y se retiró. Yo llegué a pensar lo peor, aunque la realidad era que mi familiar estaba estable”, contó Rodríguez sobre la experiencia que la impulsó a idear mecanismos para llevar a la práctica el protocolo que se usa para dar malas noticias médicas.
El protocolo Spikes, desarrollado por los oncólogos Walter Baile y Robert Buckman en el año 2000, es una herramienta de seis pasos que sirve como guía para que los médicos comuniquen las malas noticias a los pacientes sobre su salud, un mecanismo en el que debe primar la empatía y la claridad de la información que se proporciona.
Después de aquella mala experiencia, Rodríguez González, quien es médico familiar y profesora de Ciencias Básicas Clínicas y Propedéutica Clínica en la Universidad de Monterrey, comenzó a liderar prácticas con los estudiantes de medicina para prepararlos en esta labor, y en la primavera de 2025 la Escuela de Medicina incluyó en su plan de estudios un curso cocurricular en Tanatología que mezcla la teoría con la práctica en un centro de simulación, lo cual lleva a una implementación adecuada del protocolo Spikes.
Para Rodríguez, las fallas más evidentes que se dan por parte de estudiantes de medicina, enfermeros y algunos médicos al comunicar malas noticias son no saber responder adecuadamente a las emociones del paciente o de sus familiares y el desconocimiento del protocolo o su no implementación en el momento de hablar con el paciente.

Zamira Rosales agregó que a la falta de una buena comunicación se suma que algunos estudiantes de medicina y quienes están comenzando sus prácticas no tienen el tacto ni la compasión necesaria para transmitir una noticia tan delicada, como una condición médica grave o la muerte de un paciente.
“En muchas universidades no enseñan cómo dar malas noticias médicas. Y, si de por sí, algo como esto trae muchas implicaciones negativas para el paciente y su familia, la frialdad y falta de empatía para transmitir la información termina por complicar aún más la situación”, señaló Rosales.
Por esto, dijo la estudiante, la doctora Rodríguez implementó en la Universidad de Monterrey un proyecto de simulación que le enseña a los alumnos la manera correcta de aplicar el protocolo Spikes y prepararlos para cuando tengan que enfrentar estas situaciones.
Rosselyn Chio Orta, estudiante de sexto semestre de Medicina y quien también ha participado en el proyecto, explicó que, liderada por Rodríguez, primero se hizo una investigación en 2023 con médicos internos, los cuales fueron divididos en dos grupos, uno de control y otro experimental.
“Al grupo experimental se le dieron tres talleres de preparación sobre el protocolo Spikes y otros escenarios reflexivos impartidos por tanatólogos, mientras que el grupo de control nunca tuvo estas sesiones. Luego, los llevamos a un área de simulación en donde a cada interno se le daba un caso clínico y tenía que comunicarle a los pacientes sus diagnósticos de salud. Quienes habían recibido los talleres lo hicieron bien frente a los del grupo de control, que demostró el poco tacto para transmitir una mala noticia médica, lo cual demostró que había una necesidad muy grande de educar a los estudiantes en esta práctica”, señaló Chio Orta.
Este ensayo clínico, afirmó Rodríguez, demostró que se tienen que reforzar estos temas en la formación médica, por lo cual la Universidad de Monterrey sumó a su plan de estudios estas prácticas e incluyó este tema en un certificado de cuidados paliativos, en donde consta la preparación del médico en esta área.
Zamira y Rosselyn participaron el año pasado en un concurso de la Asociación Nacional de Facultades y Escuelas de Medicina (ANFEM) y ganaron el primer lugar de entre 300 participantes, la mayoría de ellos residentes. Ellas presentaron un reporte de investigación titulado: Comunicación de malas noticias médicas en internos: Evaluación de una estrategia educativa con simulación.
“La formación que recibimos desde la Universidad nos da muchas herramientas para nuestra práctica médica. Y no son solo conocimientos, también nos da mucha seguridad y destrezas para la hora en la que nos toque enfrentarnos con la realidad, con nuestros pacientes”, afirmó Zamira.
“Desde qué palabras usar y cómo mirar al paciente y a su familia, hasta el trato humano que se les dé y el tiempo que les dediques harán la diferencia y les ayudará a tener una visión mejor o peor de sus diagnósticos y sus tratamientos”, agregó la estudiante.
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