De amores y cello

La literatura, la danza y la música se presentaron en el Aula Magna de Colegio Civil en la segunda presentación de Romance de una cellista, de Brenda Elizondo el pasado 2 de septiembre.

La obra está conformada por 17 cuentos cortos que en conjunto forman una historia. Los protagonistas son Catalina y Florentino, su cello. Cada uno de estos relatos tiene una composición para este con las que busca expresar lo que ya no se puede con las palabras. “En cuanto terminan las palabras comienza la música” Goethe. El libro es un claro ejemplo de lo anterior.

Florentino es el culpable de todo esto, en cuestión de inspiración, e incluso el libro está dedicado a él, así como a la psiquiatría. La razón: Catalina padece de un trastorno mental que le provoca una adulación obsesiva y apasionada por su instrumento y sus demás amores. Durante toda la obra se menciona una y otra vez esta lucha constante de Catalina contra su insomnio, sus ansiedades, sus inseguridades y sus miedos.

Vladimir es este amor idealizado y jamás realizado de Catalina. Es ese fantasma que la persigue de día y de noche y que no le permite ser feliz. Hasta que llega Franco, un hombre con mucha seguridad, que sabe lo que quiere, lo que tiene y lo que ofrece. Llega a presentarle un amor maduro y real. Catalina tiene con él ilimitadas afinidades y es con él que aprende a amar.

Piensa que para todos los músicos sus instrumentos llegan a ser una idealización de pareja e inclusive más que eso. Debido al tiempo, la prioridad y el cuidado que les dedican es equivalente al trato que se le da a una persona. Por eso encontró muy sensato llevarlo a un personaje protagónico mostrando así la relación que hay entre uno y el otro.

“Todo surge cuando conoces a las personas correctas.” exclamó la escritora y compositora al explicar que la idea de juntar las tres disciplinas en una misma función surgió tras conocer a la cellista Ana Karen Rodríguez y la bailarina Aurora Martínez.

Durante el espectáculo Brenda Elizondo leyó fragmentos de su libro y tocó algunas melodías, mientras Aurora la acompañó y Ana Karen continuó bailando al representar los pasajes correspondientes.Al finalizar el evento se vendió el libro, el cual las artistas se pusieron a firmarlo y se tomaron fotos con la audiencia.

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