¿Aprendemos con IA o dejamos que piense en nuestro lugar?
Las California Community Colleges anunciaron una alianza con la empresa Nectir AI para usar tutores virtuales con inteligencia artificial en sus 116 campus. Estos tutores estarán disponibles las 24 horas para apoyar a los estudiantes, resolver dudas y ofrecer ayuda personalizada. A primera vista, parece una gran idea: una herramienta moderna que puede facilitar el aprendizaje y mejorar el acceso a la educación. Sin embargo, también puede traer consecuencias negativas si no se usa con cuidado.
El problema no es atribuible a la tecnología por sí misma, sino al modo en que se emplea . La inteligencia artificial puede explicar temas, aportar ejemplos y ayudar a corregir trabajos, pero también es posible que se desvíe y elabore la tarea completa de los alumnos. Si esto sucede, los estudiantes dejarán de aprender por su propia cuenta al convertir una herramienta de apoyo en una plataforma para evitar el más mínimo esfuerzo,
Aprender no se limita a llegar a la respuesta correcta, sino de entender el proceso que fue necesario para obtenerla. Cuando un alumno pide a la inteligencia artificial que arregle todo en su lugar, pierde la oportunidad de razonar, analizar y desarrollar su pensamiento crítico. La educación no debería consistir solo en copiar y pegar lo que una máquina dice, sino en formar personas capaces de pensar y resolver por su cuenta.
Por otra parte, se habla poco acerca del peligro potencial que enfrenta la educación pública, ofrecida por instituciones como las California Community Colleges, al depender de plataformas creadas por compañías privadas. ¿Es posible que los intereses de dichas empresas influyan en la enseñanza? Además, el uso de datos de los estudiantes es un asunto delicado. No hay claridad sobre cómo se manejará esa información ni con qué fines podría usarse en el futuro.
La inteligencia artificial puede ser una aliada de la educación si se utiliza con responsabilidad. Los tutores virtuales pueden servir como complemento, no como reemplazo del trabajo humano. Un profesor no solo enseña contenidos: guía, motiva y entiende las necesidades de sus alumnos, y eso no puede sustituirlo una máquina por más avanzada que sea. De ahí que la introducción de tutores con IA debe acompañarla una enseñanza que garantice el uso correcto del recurso. Si los estudiantes no aprenden a usar estas herramientas de manera crítica, corremos el riesgo de formar jóvenes que sabrán pedir respuestas, mas no pensar por sí mismos.
La tecnología puede mejorar la educación, pero solo si se pone al servicio del aprendizaje real. Si dejamos que la inteligencia artificial piense por nosotros, la mayor pérdida no será la capacidad de esforzarnos, sino el significado y la esencia del aprendizaje.
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