
Entre más hijos y a mayor edad, mujeres en México difícilmente encuentran trabajo
Por: Gloria Inés Pérez Galvis
A pesar de que en los últimos años las mujeres en México han ganado terreno en su lucha por la igualdad de oportunidades, en materia de empleo y ocupación siguen enfrentando barreras culturales que les impiden acceder a un puesto laboral, y quienes sí lo logran, su salario se ubica por debajo del que se le paga a un hombre que realiza el mismo trabajo.
Así se desprende de un estudio que realizó la investigadora Rosa María Morales Valera, titulado La desigualdad de género en el mercado laboral, el fenómeno del “Leaky Pipeline” en América Latina: Una mirada hacia México, análisis que realizó, para el caso del país, utilizando los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del INEGI, y se enfocó en las tres ciudades principales: Monterrey, Guadalajara y Ciudad de México.
Según los resultados de este estudio, una mujer entre más edad tenga, si tiene más de un hijo, si no tiene un nivel de estudios superiores y si además está casada, tiene menor probabilidad de estar ocupada.
«La proporción de mujeres ocupadas de 24 a 65 años, en las tres ciudades analizadas, es menor que la de los hombres, siendo la de los hombres 55% y la de las mujeres 45%, es decir, hay una brecha de 10 puntos porcentuales en la ocupación. Y llama la atención que Monterrey tiene un 3% más de desocupación que Guadalajara y Ciudad de México», dijo Morales, quien es profesora del Departamento de Economía de la Escuela de Negocios de la Universidad de Monterrey y experta en temas de género relacionados con el mercado laboral, la innovación y el emprendimiento.
«El dato de Monterrey resalta porque la ciudad está entre los centros urbanos del país con mayor capacidad adquisitiva y es sede de algunas de las mejores universidades y aún así tiene una mayor tasa de desocupación de mujeres que Guadalajara y Ciudad de México», señaló la investigadora.
Según Morales, la falta de oportunidades laborales para las mujeres en México se debe a una serie de barreras culturales y normas sociales que impiden que la mujer pueda ocuparse de manera remunerada. Por ejemplo, el hecho de que a mayor número de hijos la participación de la mujer en el mercado laboral disminuya se explica por dos razones: el rol que la sociedad le ha dado a la mujer de cuidadora y la falta de guarderías que hace que las mujeres tengan que abandonar su trabajo para poder cuidar a sus hijos.

«Socialmente, la mujer tiene que estar encargada del cuidado de los hijos, por lo que a medida que aumenta el número de hijos, ella tiene que dedicar más tiempo a esa actividad, pues no se espera que ésta sea una responsabilidad compartida. Pero esto no ocurre sólo en México, sino en toda América Latina, en donde el rol de la mujer es de cuidadora, bien sea de hijos o de adultos mayores o de los dos», explicó la economista.
Otro indicador analizado fue el educativo. Aquí, a medida que aumenta el nivel de estudio de la mujer, disminuye la tasa de desocupación. Quienes más estudien, tendrán mayor probabilidad de conseguir trabajo, aunque esa probabilidad disminuye si la mujer se casa o si tiene más de un hijo.
«Cada vez más mujeres en México están obteniendo estudios a nivel avanzado, pero, a pesar de ello, no encuentran empleo. Esto es algo que se conoce como el fenómeno de la tubería rota o el ‘Leaky Pipeline’, que es cuando las mujeres, a pesar de estar formadas, no consiguen empleo», detalló Morales.
Según algunos enfoques, dijo la investigadora, lo anterior se debe en parte a que algunas empresas siguen prefiriendo emplear al hombre debido al rol que históricamente ha desempeñado la mujer en la sociedad, de que si se casa, tendrá hijos y eso le absorberá su tiempo o, tal vez, el marido le prohíba trabajar o tal vez la sociedad vea mal si trabaja.
Y muchas de las empresas que en México o América Latina contratan mujeres no les pagan lo mismo que al hombre, aún que los dos tengan las mismas capacidades y se desempeñen en el mismo puesto.
«Existe una brecha salarial por género y está súper demostrada. No forma parte de mi estudio, pero hay estudios en México, incluido uno que hicieron mis estudiantes, que dicen que una mujer gana aproximadamente 6% menos que un hombre teniendo las mismas capacidades. Y, parte de esto, se explica con que al no estar visible cuánto se le paga a cada quien, es decir, al no existir transparencia en los salarios, es difícil detectar la situación y poderla solucionar», afirmó Morales.
Esto, dijo, no sucede en países desarrollados como Suiza, Dinamarca, Francia y otros, que han implementado políticas de transparencia empresarial y muestran cuánto pagan en la posición y cuánto ganan sus empleados independientemente del género. Además, las empresas que cotizan en bolsas de valores son transparentes con respecto a las políticas de diversidad e inclusión, porque así lo exigen los inversionistas y los mismos consumidores. «Estas políticas evitan o disminuyen la brecha salarial por género y mientras esto no se implemente en los países de América Latina, vamos a seguir viendo esta brecha».
El estudio, que tomó en cuenta edades productivas hasta los 65 años, antes de la jubilación, encontró que a medida que aumenta la edad, también aumenta la desocupación.
Morales afirmó que esta situación se debe a una serie de prejuicios y percepciones que tiene la sociedad sobre la vida productiva de la mujer y los roles que se le han asignado, descartando de entrada su potencial experiencia y estabilidad, y priorizando temas culturales como, por ejemplo, que la mujer después de los 45 años no va a funcionar bien, se va a enfermar con facilidad, se va a poner de mal humor, está comenzando a entrar a la etapa de la vejez, se le van a comenzar a olvidar las cosas o va a tener que encargarse del cuidado de sus adultos mayores.
«Si bien en el tema de la edad persisten una serie de prejuicios y de estigmatización hacia todas las personas mayores de 45 años, en el caso de la mujer es mucho mayor», aseguró la investigadora.
El estatus conyugal también influye para que las mujeres puedan conseguir un empleo. Según los datos del INEGI y el estudio hecho por la economista, las mujeres casadas suelen estar más desocupadas que quienes no lo están, «pero, contrario a lo que algunos creen, este nivel de desocupación no se explica porque las mujeres casadas no tengan la necesidad de trabajar. El estudio mostró que el 35% de las mujeres desocupadas en las tres ciudades necesitan o quieren trabajar, pero no logran conseguir un empleo».
¿Qué le falta a México para avanzar en igualdad de oportunidades para las mujeres?
Citando diferentes estudios, la analista afirmó que para disminuir la brecha de género en México y otros países de América Latina se podrían necesitar 75 años o más. Y para lograrlo, dijo, hace falta un trabajo de concienciación y de transparencia en los diferentes niveles académico, empresarial y de gobierno que ayude a que no haya esa discriminación por género y por edad.
Entre los puntos a cambiar mencionó la necesidad de adecuar las leyes porque las que hay no son lo suficientemente amplias para la inclusión de la mujer y para impedir, por ejemplo, casos de discriminación que se dan cuando las mujeres no pueden acceder a los empleos después de los 45 años.
«También se requieren programas e incentivos específicos que impulsen la contratación de las mujeres, especialmente para aquellas de más edad. Al ser México un país con población joven, existe un sesgo sobre para quién se diseñan los programas de empleabilidad», señaló la especialista.
Morales llamó la atención sobre un problema que se presenta en México y en general en América Latina y es que la brecha por género aumenta a medida que se sube en la escala laboral.

«En cuanto a acceso y participación universitaria, hay paridad, pero una vez graduada, la participación de la mujer comienza a disminuir. Y a medida que aumenta la escala laboral, la brecha es grandísima. Según datos de la consultora McKinsey Global Institute, en América Latina sólo una de cada 200 mil mujeres reclutadas llegan a un nivel directivo y, de las que llegan, el 64% de ellas no tienen hijos. En México, sólo el 14% de mujeres están en cargos directivos, el restante 86% es ocupado por hombres», detalló la experta.
La investigadora dijo que mucho de lo que se ha avanzado en este tema se debe a la política y los principios que tienen algunas empresas que trabajan por la igualdad de género. «Hay algunas que tienen este tipo de compromiso social con el hecho de saber que la diversidad es importante y los estudios demuestran que las empresas que tienen mayor diversidad tienen un porcentaje mayor de ganancias».
«El género es un tema de igualdad de oportunidades, de derechos humanos, pero las empresas también lo deben entender como una oportunidad de mejora porque el tema de la diversidad y de la inclusión de la mujer pasa por escuchar opiniones diferentes y de tener liderazgos diferentes y esto es lo que permite que las empresas se permeen de otras ideas y puedan aumentar su desempeño económico y social. Y esto es algo que ya está demostrado», afirmó.
Tan importante como el papel del Congreso, el Gobierno y las empresas es lograr cambios en la sociedad. Cuando las mujeres toman la iniciativa, dijo la experta, cuando levantan la voz, cuando se quieren independizar, cuando quieren trabajar, muchas veces no lo pueden hacer y estas son barreras culturales que la misma sociedad impone.
En muchos países de América Latina, sostuvo, existe una inseguridad jurídica y personal de la mujer que impide que se pueda apropiar y empoderar en sus derechos.
«No tener igualdad de oportunidades te hace más pobre, más vulnerable y más dependiente, y cuando la mujer va envejeciendo, su vulnerabilidad es aún mayor», afirmó Morales, quien hizo un llamado a la sociedad para impulsar a las niñas y adolescentes y darle mayor oportunidades a las mujeres.
«Debemos crear conciencia porque esto es también un tema de los hombres, porque quienes están en la mayoría de las posiciones de poder son ellos. Entonces, en la medida en que los hombres entiendan que juegan un rol importante en abrir espacios para la participación de las mujeres, yo creo que nos irá mejor en la sociedad», concluyó Morales.
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